Asumiendo el riesgo de ser tachado de frívolo o distraído, me van a permitir que hoy no les hable del epicéntrico proceso, o procés o susmuert, y que nos fijemos en asuntos más locales. Por ejemplo, en la vibrante lección de bizarría y firmeza que ha mostrado la alcaldesa socialista de Garrucha, María López, que, conocedora del enorme problema que para los niños de su localidad supone no tener aire acondicionado en las aulas de sus colegios e institutos, ha decidido tomar el toro por los cuernos. Todos ustedes saben que la climatización de los colegios corresponde a la Junta de Andalucía. Pues bien ¿saben qué ha hecho el equipo de gobierno socialista de esa hermosa localidad costera? ¿Exigir a la Consejería de Educación una urgente instalación de aparatos de refrigeración? ¿Elevar una moción al Pleno instando a la Junta a que cumpla eficazmente sus compromisos? ¿Convocar y encabezar una concentración de familias a las puertas de los centros de enseñanza demandando mejores condiciones para sus hijos? No señor. En un gesto heroico, que calla definitivamente la boca a los reaccionarios que dicen que los ayuntamientos del PSOE no están más que para tapar las vergüenzas y carencias de la Junta, la alcaldesa ¡ha puesto ventiladores en las aulas! Del dinero de todos los garrucheros, ventiladores en los colegios que no climatiza la Junta. Y vean cómo lo explica. Pero antes, por favor, que pase un violinista y empiece a tocar algo suave: “Somos conscientes –vamos con la música- de que no es la medida que todos deseamos, pero ya tenemos algo con lo que frenar el calor, y ahora pondremos todo nuestro esfuerzo en que los colegios e institutos de Garrucha entren en los planes de la Junta de Andalucía para la climatización de los centros de enseñanza”. Ya vale, señor violinista, que se me saltan las lágrimas. Y es que eso de “guardarle el aire” a la Junta es, en algunos casos, textual.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/139168/guardarle-el-aire-a-la-junta