El obispo ante la sentencia sobre Resurrección Galera

Juan Torrijos
23:05 • 11 oct. 2017

La jueza le dio al obispado de Almería cinco días para acatar la sentencia sobre Galera y la restituyera en su puesto de profesora de religión. Han pasado quince años desde su despido, y las sentencias, una tras otra, han sido pasadas por el arco del triunfo de Roma. ¿Ha dicho algo el Papa Francisco sobre cuestión? Debería hacerlo. Cuando la jueza dio los cinco días, algunos pensamos, ¡ilusos!, que la solución estaba cerca. Sí, sí, cerca. Sobre el quinto día apareció la palabra de don Adolfo, manifestando que hay sentencias que no se pueden acatar. A lo “tocomocho” catalán. Este mismo señor, no el “tocomocho”, el obispo, dice que en la constitución está la solución para el encaje de los “sediciosos” catalanes. Lo de “sediciosos” es mío. Pero en esa constitución no debe estar, por ejemplo, el acatar las sentencias de los jueces por parte de la iglesia. Si se cambia la constitución para encaje de sediciosos se debería cambiar también para que se cumpla la sentencia contra el obispado y Galera vuelva a su trabajo. Sería mal ejemplo, se nos dijo en su día, que estando casada fuera de la iglesia diera clase a los niños. Y de los curas que han estado fuera de la ley y haciendo daño a esos mismo jóvenes durante años y años ¿qué? ¡Sepulcros blanqueaos! La ley del embudo es lo que parece gustarle a la iglesia. Se le busca un encaje a Cataluña pero no a Resurrección Galera.
La diputación, la que reparte dinero de los pequeños pueblos almerienses entre asociaciones, entes militares y civiles, nos anuncia estos días que va a aportar casi medio millón de euros para arreglar iglesias en la provincia. Si le preguntamos a los hombres y mujeres de estos pueblos estarán de acuerdo con ese dinero que va a llegar para arreglar sus iglesias, pero no es la responsabilidad de diputación dar ese dinero. Recuerdo cuando desde Europa se le decía al régimen de Franco que España no entraba en la Europa de entonces mientras no hubiera democracia en el país. Lo mismo había que decirle al obispo Montes que no hay dinero público para sus iglesias mientras no se acaten las sentencias. 
Lo sé, estoy predicando en el desierto. No sirve para nada lo que se les diga, pero por lo menos que sepan que somos muchos los que no estamos de acuerdo con la postura adoptada por la iglesia en temas como los comentados.







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