Recuerdo que hace siete años, en 2010, Metroscopia realizó una encuesta a nivel nacional dirigida al recuerdo de las dos Españas enfrentadas en nuestra guerra civil (1936-39). Pasados setenta y cuatro años del inicio de la guerra, esta empresa hizo un estudio para ver si el recuerdo de las dos Españas, en hostilidad, estaba vivo y, a la vez, con cuál de los dos bandos simpatizaban más sus familiares en la guerra. Pues bien, en el año 1936, según encuesta, el 17% de la población simpatizaba con los nacionales (fascistas) y el 26% con los republicanos (comunistas, anarquistas, tronquistas…). Esto hace un total del 43%. ¿Qué ocurre con el resto de la población? El 57%, la mayoría según este estudio, no estaba alineado con las dos Españas. El 17% de este 57%, eran familias desgarradas en los dos bandos; el 21 % no se identificó con ninguno, el 17% restante no sabe cómo se posicionó su familia (no habla del tema).
La historiografía más reciente demuestra que las dos Españas minoritarias radicalizadas destrozaron a la tercera España. Actualmente, y me remito a la investigación de esta empresa, esa tercera España vota al PSOE, 52% (familias que proceden de nacionales 12%) y al PP 62% (familias que proceden de republicanos, 10%). Es curioso (con este estudio y viendo realmente según archivos, publicaciones bibliográficas y testimonios de personas que aún viven, de los dos bandos), ¿cómo hay individuos, grupos sociales y políticos que después de tantos años no son ecuánimes y quieren aprovecharse políticamente de la gran tragedia, que fue la guerra civil? En vez de posicionarse en actitudes de moderación y sentido común, se abren heridas que ya debían estar cicatrizadas hace mucho tiempo.
¿Cuándo acabaremos con esta memoria histórica mal dirigida, que tanto daño nos está haciendo?
Estoy verdaderamente harto de leer, oír y ver tantísimas estupideces sobre la memoria histórica, que tanto daño está haciendo a todos los españoles. He vivido, oído y recogido tremendos testimonios de familiares y amigos de los dos bandos y sin embargo, insisto, nos inculcaron a todas las familias de nuestro entorno y a cientos más, en toda España, el perdón hasta la saciedad y no el odio. Estoy lo suficientemente documentado para rebatir sobre este tema, con esas personas resentidas que no ven hacia el futuro, quieren aún permanecer en el pasado y abrir esas heridas, que supuestamente debían estar cicatrizadas hace muchos años. La solución a este tema, es dar más cultura e información, no manipulada (están en los archivos históricos y otros documentos afines al tema) a nuestros ciudadanos, estos por sí mismos, verán la realidad de aquella tragedia, que fue nuestra guerra civil.
No hemos sido capaces de inculcar a las nuevas generaciones, como ha ocurrido en otras naciones europeas abatidas por el fascismo y el comunismo, o en Sudáfrica (Nelson Mandela), el respeto y el diálogo racional, no utilizando el pasado para evitar abrir heridas que debían estar cicatrizadas.
El perdón es fundamental, nuestros símbolos no pueden ser adquiridos ni rechazados por nadie, son de todos y como son de todos, desde que la reina Isabel en 1843 ordenó, Real Decreto de 13 de octubre, como nacional la bandera de colores rojo amarillo y rojo, ordenándose que todas las unidades militares españolas utilizaran la misma bandera.
Por favor dejémonos de sandeces y aceptemos todos, nuestra realidad conjunta, luchemos por la paz, el progreso y el avance. Dejemos las angustias y los errores del pasado proporcionando formación, criterio y ejemplo a las nuevas generaciones. No nos desunamos y prosperemos juntos como Nación, ya está bien de diferenciar a las dos Españas.
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