Antes de la celebración del congreso del PSOE almerienses ya les contábamos que el único que saldría del mismo con el rabo entre las piernas y sin cargo era el senador y ex-secretario de organización, Juan Carlos Pérez Navas. Su defenestración política no se puede dar todavía por definitiva, habrá que esperar en el futuro a la última palabra de la mano derecha de Susana Díaz, que recordemos es Juan Cornejo, pero mientras, era evidente que Sánchez Teruel no podía seguir teniendo en su equipo de trabajo a Pérez Navas, ni siquiera como vocal. Dejemos por ahora la historia de Juan Carlos, habrá que volver a ella otro día. Antonio Bonilla, alcalde de Vícar y hombre fuerte en el socialismo almeriense durante décadas, era el anterior presidente del PSOE almeriense, desde el sábado, veintiuno de octubre, ha pasado a ser un simple vocal de la ejecutiva de Teruel. Es evidente que Bonilla, que está más cerca de la jubilación que de una nueva carrera política, no le debe dar mayor importancia a estar o no en la ejecutiva. Cosa que no le debe ocurrir a la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez, con muchos años aún por delante por y para vivir de la política. ¿A quién le viene bien la presencia de Bonilla en la ejecutiva? Evidentemente a Susana Díaz. La imagen de unidad para ella es muy importante ante los pedristas. Imagino que no le ha debido ser fácil conseguir a Cornejo que Bonilla acepte, tras ser capitán, bajar a ser número de tropa, pero lo ha logrado.
¿Por qué acepta Antonio Bonilla que ante toda la militancia se le degrade de esa manera? No tengo aún la clave. ¿La presencia de Esperanza en la ejecutiva, el futuro de Pérez Navas, alguna otra carta aún no descubierta? El tiempo nos irá poniendo sobre la mesa los entresijos que por ahora sólo conocen los protagonistas de los pactos. Se sabía tras las primarias que había orden desde Sevilla para serenar los ánimos entre los dos bandos susanistas y llegar a acuerdos. Ha vuelto a ganar Sevilla, pero Antonio se ha dejado sus galones por el camino. Quizás habría sido mejor para él pensar en una retirada a sus cuarteles de Vícar.
De los sanchistas se esperaba algo más en la votación a la ejecutiva, ese veintidós y pico por ciento no les deja demasiado bien, ¿qué se les ha perdido por el camino? En cuanto a Teruel, enhorabuena.
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