En mi actividad política y con independencia de proyecciones temporales más o menos acertadas lo que si asevero es que mi condición profética suele ser mínima con tendencia a la nulidad. Aún así digo esto porque recuerdo mi artículo del 24 de agosto donde decía y transcribo su literalidad : “Lo preocupante del asunto es que nadie puede descartar al día de hoy que todos acabemos siendo víctimas de ese endiablado juego del gato y el ratón en el que se mueve el Govern”. Pues bien, proyección o profecía, todo indica que al menos desde el plano económico España ya es víctima y lo es porque Catalunya representa un 19% del PIB del Estado. España en su totalidad no queda indemne ante la espantada de empresas.
La aplicación del 155 a instancias del Gobierno con el concurso del PSOE de Cs y con el apoyo unánime de la UE es la única salida que premeditadamente le ha dejado el independentismo catalán al Estado. Una salida en la que ellos solo persiguen asumir el papel de víctima. Recurrir al 155 es una solución democrática en cuanto que es la simple aplicación de nuestra Constitución.
La posibilidad de disolución del Parlament por parte del Sr. Rajoy; la destitución del Govern; el control por parte del Senado con derecho al veto en el Parlament a efectos de que sus decisiones en ningún caso atenten contra la Constitución y la convocatoria de elecciones, son argumentos necesarios aún pudiendo discutir que su grado de aplicación pudiera llegar a ser excesivo. Creo en éste punto que el gobierno acierta en cuanto que siempre habrá oportunidad de bajar el listón de exigencias en función de cómo se vayan desarrollando los acontecimientos. En cualquier caso son medidas que van destinadas a restablecer mediante la intervención el Estatut, el que ellos han pretendido liquidar.
Tras los hechos de suma gravedad que se produjeron los días 6 y 7 de Septiembre en el Parlament donde se liquidó de un plumazo la Constitución y el Estatut y donde se aprobó en un acto propio de una república bolivariana la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad, en ese instante ya hubiese estado más que justificada la puesta en marcha de la implementación del 155. Ahí sí se produjo un verdadero Golpe de Estado. De haber recurrido al 155 en aquellos momentos nos hubiésemos ahorrado la falsa esperanza de una rectificación de parte del President. Algunas veces se nos olvida que las actitudes autoritarias y dictatoriales nunca se amilanan ni se pliegan ante políticas de apaciguamiento y la historia está repleta de ejemplos al respecto.
En ésta última semana he vivido en el Congreso un sinfín de rumores sobre cuál podía ser la respuesta del Gobierno a la cuestión y a fé de ser sincero no me ha sorprendido la que se ha producido.
En el estado actual de las cosas empieza a tomar fuerza la posibilidad de un replanteamiento vía reforma constitucional de la estructura territorial del Estado, pero tal y como proponemos en Cs, no en atención a una parte del territorio sino a la totalidad en grado de igualdad.
Sr. Puigdemont, usted sabe que su futuro político es ya inexistente, sea valiente, aún tiene una última oportunidad de plantear al Senado un pacto de Estado dentro de los límites de nuestra Constitución. Sea práctico, abandone la ficción y asuma la realidad.
Cierro en dedicatoria expresa al President parafraseando a Winston Churchill : “A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada.” Como verán de nuevo recurro al exprimer ministro del Reino Unido, mis disculpas pero cada uno tiene sus debilidades.
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