Harto ya de días tan turbios, sórdidos, enloquecidos, en la jungla de los sin ley, necesito, como Bécquer, que llegue al fondo de mi alma el sol, abrir sus ventanas para que la luz de Almería, mágica y viva, ilumine el alma y expulse las tinieblas, el polvo, la miseria, la basura, porque tengo la suerte de vivir en una provincia cuya luz es benéfica: sana, cuida, cura, ilumina, alegra, purifica...
Almería es, para mí, felicidad. Y, como a casi todos, fue el azar el que me hizo nacer en esta isla dorada, en esta tierra afortunada y no en otra: en el tercer, cuarto o quinto mundo, con una cultura diferente y unas condiciones de vida lacerantes: “somos una colección de azares... el resultado de una serie de circunstancias que no dominamos”, me dijo una vez Ginés Morata, nuestro paisano Premio Príncipe de Asturias. Claro, en ese azar –lo repito siempre- pude haber sido terrorista o Premio Nobel de Física Cuántica o Presidente de los EE.UU. o de Sudán o masai o esquimal o yanomami...
Tal vez sea la edad –mi vida es, ya, casi toda, pasado- que descarna, y potencia lo esencial: mi amor por Almería, la felicidad de cada día cuando, desde mi ventana, veo, a lo lejos, el mar azul iluminado por la que Gaudí llamaba la luz mediana, la luz mediterránea, equilibrada: “ni demasiada ni poca, porque ambas ciegan y los ciegos no ven”.
Una luz mágica, dulce y envolvente: vivimos dentro de ella.
¡Todo el mundo que la conoce está enamorado de nuestra luz! Aldox Husley dijo de Almería que la luz es su amante. Lo es, sin duda. Raquel Welch, que lo que más le gusta de Almería es la luz porque favorece a las mujeres. Manuel Machado se prendó de su Almería dorada. Y los indalianos, en fin, son hijos de esta luz.
Es, sin duda, la mejor artista que jamás ha tenido Almería. Y me explicó por qué otro artista, y amigo, Porfirio Enríquez, uno de los mejores Directores de Fotografía del cine español, y almeriense consorte, de Carmen Enríquez. He tenido en mis manos los miles de extrañísimos cálculos, sus cientos de hojas manuscritas cuando rodó en Mojácar “Martín Hache”. “La luz –dice- es dura, brillante, indomable... La composición de las tierras desérticas de Almería hace que la luz que recibe el suelo sea reflejada y devuelta con prácticamente la misma intensidad, lo que crea una especie de globo de luz dentro del que estamos nosotros... Para iluminar a una actriz... se sitúa una luz principal, una de relleno, una de contra y una suave desde abajo para quitar ojeras, papada y algunos defectos de la nariz y mandíbula. Pues bien, en Almería esa luz desde abajo siempre está puesta y lo único que hay que hacer es domarla”
Me explico, así, qué quería decirme Jesús de Perceval cuando me hablaba de que “la luz de Almería es una luz que rutila”. Y el sabio José María Artero, me explicó que nuestra luz es distinta por su cantidad y por su calidad, y tiene un elevado poder bactericida y produce espontáneamente vitamina D.
José Ángel Valente lo resume: “no sabríamos decir cuánto debemos ya a esta luz, que puede ser alta y terrible como un dios o declinar como un animal de fuego hacia el crepúsculo, arrastrando con ella todo el cielo hacia la línea donde no acaba ciertamente el mar”.
Nuestra luz es hija de un sol que le da a Almería su pasión naranja; su dulzura violeta-brumoso, violácea; sus amaneceres frescos y rosados, coloreados de oro y lila; su atardeceres morados, si no carmesíes o grana furioso como un capote de brega.
La luz de Almería es el octavo color del arco iris.
Y los almerienses, hijos de la claridad de su luz y del calor de su mar, que se proyectan en su cielo –casi- siempre azul.
¡Pero que grisee un poco y llueva, que llueva de verdad, no como ayer, la Virgen de la Cueva! Que nos bañemos en el Mediterráneo, dulce y tibio, caído del cielo; que sacie la sed de la tierra; que llene nuestros pantanos, que apenas si tienen barro: el de Cuevas, sólo el 6’8% de su capacidad; el de Benínar, el 5’3%. ¡Y se queja el resto de España!
No puede, Almería, volver a convertirse en “carne de vena desangrada... / envejecida cara de torrentera estéril / con vocación de luna deshojada, / cementerio de cumbres, tierra dura / donde las rocas sueñan sangre / y los barrancos humedad de axila, / adelfares sobre esta inmensa tumba / de la tierra maldita que agoniza”, que lloraba Celia Viñas.
No nos desanimemos: en Almería, dice Antonio López Cuadra, se hace la luz / para la víspera / de esperanzas.
¡La luz, siempre la luz!
Puigdemont & Chikilicuatre
¿Fue Puigdemont o Chikilicuatre quien hizo el ridículo en Eurovisión? ¡Se parecen tanto los frikis! Pero el original tuvo el valor de ir a ridiculizarse; el político, el pavor de huir y convertirse en forajido, traicionando a su pueblo independiente y a los suyos, ahora encarcelados.
Es un personaje realmente chiquilicuatre, despreciable, que ha llevado a Cataluña al siniestro total y es incapaz de asumir su responsabilidad. ¡Ah, y tiene frente! El viento le levantó el casco y se la vi. ¿Cerebro? No parece.
Francisco, líder
Francisco entrena al Lugo y lo lleva de líder. El Almería, por el contrario, está en zona peligrosa.
El almeriense fue delantero de leyenda y ayudó al ascenso a 1ª división. Y, como entrenador, salvó al equipo del descenso a 2ª para, en la temporada siguiente, ser cesado innoblemente al descender la escalerilla del avión.
Hoy, es líder con un equipo modesto. ¡Es un premio para su buen hacer y una bofetada moral para quienes lo trataron miserablemente!
Y, además, es buenísima gente. Me hace feliz su éxito.
Lutero, pre twitero
Hace quinientos años y cinco días Lutero publicó sus “95 tesis” frente a lo que consideraba la heterodoxia del Papa, se separó del catolicismo e inició su Reforma, que originó la división espiritual de Europa y una manera distinta, también, de entender la vida y la política. Siguen su doctrina mil millones de personas. Y todo empezó cuando se valió del prodigio de Gutenberg recién aparecido: la imprenta. Así, llegó rápidamente a todo el mundo. Fue, sin duda, un precursor de la red. ¡Si hubiera vivido hoy!
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