De acuerdo con el guión previsto, se celebró la jornada que organizó el Colegio de Arquitectos con la Mesa del Ferrocarril sobre este tema. La intervención del arquitecto sevillano Antonio Ortiz obligó a comenzar la sesión a una hora intempestiva (las 16.30) lo que provocó que la asistencia fuese inferior a lo deseado, a lo que también contribuye el habitual desinterés de los almerienses y el hastío que ya producen los temas ferroviarios.
Una pena, porque la intervención de Antonio Ortiz fue brillante, basándose en dos de sus obras: la Estación de Santa Justa en Sevilla y la de Basilea, ganada en un concurso con su socio Antonio Cruz. El último proyecto de ambos es el Estadio Wanda Metropolitano.
No se pronunció sobre nuestros problemas, alegando el escaso conocimiento que tiene de ellos, pero dejó sobre la mesa algunas reflexiones sugerentes que convendría tener en cuenta. Se fue apresuradamente para no perder el avión a Sevilla, y entonces comenzó la segunda parte del acto, en la que varios ponentes expusieron sus puntos de vista y se produjo un debate también interesante por la importancia de los temas debatidos
El tema de la jornada era la integración urbana del ferrocarril en nuestra capital, pero es inevitable que en cualquier debate ferroviario vayan saliendo los demás problemas que padecemos que son muchos y graves. Por eso también se habló de la línea convencional, las de Granada y Murcia, las deficiencias de los servicios, los cercanías, el tranvía, y otros aspectos importantes de nuestra movilidad, aunque no formen parte del tema principal.
Centrándonos en ese tema principal, la integración del ferrocarril en nuestra ciudad tiene tres aspectos que deberían estar claros desde hace muchos años: el trazado urbano de las vías ferroviarias, la ubicación de la Estación y el acceso al puerto.
El trazado urbano se refiere al soterramiento, cuya conveniencia parece que está ya fuera de discusión. Lo increíble es que aún no contemos con un proyecto concreto que permita acometer su ejecución, por el desinterés e ineficacia de nuestros políticos, pero también por nuestra falta de capacidad reivindicativa, y por la inoperancia de Almería Alta Velocidad, sociedad constituida en 2010 para ocuparse de este tema,
La ubicación de la Estación es otro tema recurrente, sobre el que también parece haber cierto consenso: se desea mayoritariamente que la Estación actual se mantenga con su función de puerta de la ciudad, con los retoques arquitectónicos necesarios. A juicio de FOCAL la única alternativa que merecería la pena considerar es su ubicación en la Goleta. Su traslado a la periferia de la ciudad parece por fin felizmente descartado.
En cuanto al acceso al puerto las opiniones no son tan rotundas. Hay consenso sobre la necesidad de hacerlo, pero para que sea soterrado se habla de dificultades técnicas y económicas “casi insalvables”. El Foro siempre ha defendido su soterramiento. La gran transformación que se espera del proyecto Puerto-Ciudad exige no sólo soterrar el ferrocarril sino además la Vía Parque, para que Casco Histórico, Parque y Puerto sean un territorio continuo.
Ninguno de los ejemplos que se citan para justificar el acceso en superficie es aplicable a Almería, porque aquí el puerto forma parte del Casco Histórico. Incluso es lo más histórico de nuestra ciudad, cuya existencia, tanto en tiempos romanos (el Portus Magnus) como bajo el dominio del Califato de Córdoba, se justificó por su actividad portuaria. En ninguna ciudad del mundo los trenes atraviesan su casco histórico en superficie.
En cuanto a las dificultades técnicas, si el tren pasa por debajo del Canal de la Mancha, seguro que nuestros problemas tienen una solución razonable. De hecho se trata de construir un túnel que tendría la mitad de la longitud de cada uno de los de Sorbas. Y si en otros sitios se consigue, no sé por qué nosotros tenemos que renunciar a las soluciones óptimas. Hace algunas semanas se licitó la ejecución del acceso del ferrocarril al puerto de Ferrol por 90 millones de euros, costo superior al del nuestro. Sin decisión ni firmeza, nos merecemos estos agravios comparativos.
Esa firmeza sólo será posible, si contamos con soluciones y proyectos definitivos para esas tres cuestiones. Es inaudito que llevemos más de 25 años hablando de los mismos temas sin definir el modelo urbano deseable, y en consecuencia paralizados y perdiendo oportunidades de resolver nuestros problemas, una tras otra. Por eso jornadas como la celebrada y a pesar de su importancia, suscitan el aburrimiento de un debate escuchado ya muchas veces, en el que cambian las caras, pero no el guión, que permanece inalterable. Estas razones explican el hastío, el escepticismo y el desinterés de los ciudadanos. Y que no consigamos avanzar.
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