El Área de Reserva de Las Salinas de Cabo de Gata manifiesta un gran interés ecológico por sus singularidades faunísticas, botánicas, geológicas y paisajísticas. El valor, como espacio natural, de este humedal rodeado de depósitos arenosos, es enorme y la belleza indescriptible.
La superficie aproximada de estas salinas, muy próximas a La Almadraba y La Fabriquilla, es de unas 500 Ha. Lo más espectacular son las más de 80 variedades de aves que han sido reconocidas por su presencia en Las Salinas.
Destacan las siguientes especies: la Avoceta, rara y escasa en Europa, que se adapta a estas aguas poco profundas y la distinguimos con facilidad por su característico pico curvado hacia arriba; la Gaviota de Audouin o Corsa, que se distribuye por todo el Mediterráneo y cuya población aumenta sin cesar.
Se alimenta principalmente de peces y se distingue por su color grisáceo claro, patas oscuras y pico rojo; la Cigüeñuela que llega en primavera y permanece durante toda la época estival es también muy abundante; el Chorlitejo patinegro, presente todo el año, coloca sus nidos por toda la orilla y por las dunas fósiles y terrenos pedregosos cercanos; y, sobre todo, los magníficos y bellísimos Flamencos, cuyo nombre procede de la mítica “Ave Fénix”que, según los griegos, era capaz de resurgir de sus cenizas. Son dignas de contemplar las alas de color rojo escarlata y llaman la atención el elegante y largo cuello, así como sus patas.
Para alimentarse utiliza los microorganismos que localizan en el fango y que absorben con las laminillas que poseen alrededor de su pico. Este Flamenco Rosado o Europeo goza de un alto nivel de protección a nivel internacional y se concentra en el verano en número muy elevado en las charcas de estas Salinas de Cabo de Gata. Otros animales que habitan son las Anguilas, Berberechos, Crustáceos, etc...
Pues bien, queridos lectores de Almería en el Tiempo, cuando realizamos el itinerario peatonal desde La Fabriquilla paralelo a las charcas nos damos cuenta del escaso interés que suscita esta paraíso medioambiental en la Administración encargada de su mantenimiento y, si hacemos una parada en el observatorio ornitológico que permite observar, al amanecer y atardecer, flamencos, avocetas y otros limícolas, tenemos una sensación de paraje abandonado pues tanto el vallado de protección está destrozado desde hace años como el propio observatorio lleno de suciedad y mal olor e incluso el panel explicativo se encuentra comido por la humedad y no se lee absolutamente nada con lo cual el visitante no puede conocer el tipo de aves que pueblan Las Salinas.
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