La mujer en casa y con la pata quebrada

Rosa Villacastín
23:07 • 23 nov. 2017

Increíble pero cierto. Según datos del último Eurobarómetro publicados por la Comisión Europea, el 44% de los ciudadanos de la Unión piensan que las mujeres donde mejor están es en casa. La cifra sorprende porque coincide con el discurso de Janusz Korwin, un eurodiputado de la extrema derecha polaca, muy activo en la defensa de una ideología que creíamos erradicada. Ello debería servir de toque de atención a los gobiernos demócratas, pero también a los responsables educativos, que no han sabido inculcar desde las escuelas un cambio de a los jóvenes.
Con estos datos en la mano está claro que algo se está haciendo mal o muy mal. Preocupa constatar que la situación haya cambiado tan poco, lo que nos obliga a replantearnos nuevas fórmulas que nos ayuden a alcanzar la tan cacareada igualdad. No es casual que en la mayoría de los países del Este, estén convencidos de que el papel más importante de la mujer es cuidar de la casa y de la familia.Hace tiempo que veo con preocupación cómo entre los jóvenes de nuestro país, que han nacido en plena democracia, se están dando comportamientos machistas, que no se corresponden con los avances conseguidos en España en los últimos 40 años. Avances que alcanzaron no solo a la estructura familiar, también a todo lo que tiene que ver con el sexo, la religión, la cultura, o el ocio y, que por lo que parece, la crisis económica ha puesto patas arriba. Conozco mujeres preparadas que han optado por dejar sus trabajos después de que les hayan recortado los sueldos, para cuidar de sus hijos, porque con lo que ganan no les da para pagar a una persona. Y así tantas cosas que se han ido por la borda en estos ocho años.
Quizá sea la razón por la que cuando oigo discutir a los políticos, tenga la triste sensación de que viven en otra galaxia. Y me pregunto hasta dónde llega su ceguera para no darse cuenta del retroceso que estamos sufriendo en asuntos fundamentales, como la educación, la desigualdades sociales, que pueden dar paso a ideologías extremas, a pensamientos excluyentes, que como bien refleja el Eurobarómetro, ya se están dando en países cercanos, con el peligro que eso supone para nuestra estabilidad.







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