No hay ningun mandato para la independencia de Cataluña

A. R. Mendizábal
23:04 • 26 dic. 2017

El 22 de no­viembre de 1963, un pe­rio­dista lla­mado Tom Wicker dictó por te­lé­fono tras una jor­nada trá­gica una in­for­ma­ción de 106 pá­rrafos que ha pa­sado a los anales del mejor pe­rio­dismo de todos los tiem­pos. Primer pá­rrafo: ‘El pre­si­dente John Fitzgerald Kennedy murió hoy de un tiro dis­pa­rado por un ase­si­no’. Segundo pá­rrafo: ‘Murió de una he­rida en el ce­rebro cau­sada por una bala de rifle que le al­canzó cuando iba en una ca­ra­vana de vehículos en el centro de Dallas’.
Cuando se contrastaron los datos de aquella información de The New York Times sólo se hallaron dos pequeños errores en los 106 párrafos repletos de nombres, detalles, citas, descripciones y el relato de todo lo que pasó aquel día frenético. Pero la esencia de la noticia con lo más importante estaba en aquellos dos primeros párrafos.
Hoy día parece haber otras prioridades en periodismo, otra forma de valorar los datos. De otra forma no se explica cómo medios internacionales de prestigio, y entre ellos el mismo NYT, hayan relegado de manera escandalosa el nombre del partido ganador y el de su líder en las elecciones del 21-D en Cataluña. Por ejemplo: Inés Arrimadas y Cs no se mencionan en el texto sobre el resultado electoral hasta el párrafo 26 de un total de 31. El quinto por la cola.
Debe de ser la primera vez en la historia que el ganador prácticamente aparece de chiripa, medio perdido tras todo lo demás: la victoria separatista en escaños, aunque con dos menos que en 2015; el triunfo personal de Puigdemont al quedar por delante de la ERC de Junqueras; la partición de Cataluña en dos mitades y que ‘ninguna está legitimada para imponer su voluntad a la otra, como recalca Le Soir; el hundimiento del PP y el fracaso personal de Rajoy; la caída en picado de la CUP: las expectativas no cumplidas del total ni por CeC ni por el PSC…
Toda la gran prensa internacional, con algunas variantes, ha incorporado en su cobertura estos días desde el jueves todas esas circunstancias al principio de sus informaciones. Unos sí mencionan a Ciudadanos en el primer párrafo, caso de Le Monde. Otros como Reuters, también dejan deslizar a Cs al final. En  el caso de Reuters: mención en el párrafo 18 de 24.
En informaciones posteriores, se han ido afinando las percepciones. En primer lugar, que el triunfo del separatismo no es un cheque en blanco para nada, y desde luego en ningún caso para reanudar el ‘procés’ ilegal. Más bien un aviso de los votantes de que unos y otros tienen la obligación de entenderse. Es fácil decirlo, y así lo dicen, como también que el camino se adivina más que arduo.
En segunda instancia, se destaca la prolongación de la incertidumbre en Cataluña y en España y el coste en imagen y en deterioro económico. En tercero, se especula con las relaciones Puigdemont-Junqueras después de una campaña en la que se han tirado pullas mutuamente. Y en cuarto, ahora sí, se reconoce la relevancia del meteórico ascenso de Cs y de Arrimadas al ganar por primera vez un partido no independentista desde 1980. Después de la falta de respeto de algunos, la alabanza de todos.
Los escasos pero significativos editoriales publicados hasta el filo de Nochebuena dibujan un panorama complicado pero no desesperado. Hay alusiones a la necesidad de una solución negociada y se vuelve a hablar de ‘actualizar’ el encaje de Cataluña en España. Pero omiten descaradamente que ese ‘encaje’ para contentar a la mitad separatista a lo mejor supone una imposición a la otra mitad. Otra falta de respeto.
Algunos de esos editoriales. FT es tajante a la hora de destacar el ascenso de Cs pero pone el peso de la responsabilidad en hallar una ‘respuesta creativa’ a la confirmación de la exisencia de dos bloques en Cataluña. Condena sin paliativos el ‘descabellado’ intento de secesión saltándose la ley y afirma que el 155 ‘estuvo completamente justificado’. Ahora, y pese a los 70 escaños, el futuro independentista está ‘nebuloso, como poco’.
La receta de FT: restablecer la autonomía y llegar a ‘un compromiso para reformar la Constitución y actualizar el Estatuto de Autonomía de Cataluña’. Ni palabra de cómo va a sentar eso en las otras CCAA, pero en todo caso ‘le corresponde a Rajoy señalar la nueva ruta’ a seguir para acabar con la crisis.
Le Monde modula la victoria independentista, machaca a Rajoy con su ‘dolorosa’ y ‘humillante’ derrota y elogia sin límites a Ciudadanos como partido de futuro no sólo en Cataluña sino también en el resto de España. Apela a que termine el ‘diálogo de sordos’ entre Puigdemont y Rajoy, sobre quien recae tras su ‘apuesta perdida’ la obligación ‘de hacer propuestas’ a la Generalitat, porque es ‘el sentido dek 21-D y el sentido de la Historia’.
The Guardian subraya que los electores han emitido ‘un mandato para el compromiso’. A la vista de los números, ‘no hay mandato para la independencia, pero tampoco para el status quo’. Atribuye al ascenso de Ciudadanos al hartazgo de muchos con la situación acción-reacción entre Madrid y Barcelona y pide una ‘amnistía’, cosa que no existe en España, para los encarcelados y huidos. Pero si se refiere al indulto que pidió Iceta, no menciona para nada que el caso está todavía en manos de un juez del Tribunal Supremo, no del Gobierno. No se puede indultar a nadie que no esté condenado previamente.
The Economist, por último, parte de la base de que los seaparatistas pueden formar Govern, pero que fue ‘por un pelo’ y que el triunfo de Cs supone ‘un golpe simbólico a la causa de la independencia’. Aun así, los resultados ‘son malas noticias para Rajoy’, confrontado con la fractura de una Cataluña en dos como han demostrado ‘las elecciones más polarizadas que se hayan visto’, además de con los 70 escaños independentistas y el jaleo que arma Puigdemont desde Bruselas para volver.
Los separatistas, concluye el comentario, ‘todavía no pueden reclamar que hablan en nombre de una mayoría de catalanes, ni tienen un mandato para una acción unilateral’, pero sí han demostrado que representan a ‘una minoría muy grande cuya exigencia de un referéndum legal sobre la independencia, y ahora también de la amnistía, no se va a ir’. Sí Rajoy lo tiene ‘enormemente difícil’.







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