Tradiciones y progresía

Antonio Felipe Rubio
23:27 • 04 ene. 2018

Si usted recibe información de actualidad a unas horas determinadas del día pudiera ser que, de camino al trabajo, no conociese los datos del paro, cotizantes a la Seguridad Social y la comparativa con otros períodos contrastados, datos que suelen ofrecerse pasados unos minutos de las nueve de la mañana. Una vez regrese a casa, es posible que aún no acceda a esa información porque la TV está centrada en otra información que ha generado un inusitado “interés general”: una carroza de la Cabalgata de Reyes Magos en Vallecas (Madrid) portará miembros y miembras del colectivo LGTB. Defensores y detractores entran en animada polémica que polariza la atención; no se habla de otra cosa.
Nuestro nivel de estulticia alcanza alarmantes cotas cuando nos enzarzamos en confrontaciones tan estériles. No es más tonto quien propone una insensatez como quien hace de esa propuesta aguerrida beligerancia. El tonto coge la linde, la linde termina y el tonto sigue; por tanto, no tiene sentido hacerle estulta compañía.
Hasta ahora creíamos que el ejercicio de la política en democracia y en un estado de derecho se circunscribía a la administración y buen gobierno de los recursos, obligaciones, derechos, convivencia, bienestar, justicia… Con la llegada a ciertos sectores de poder de las ideologías de izquierda radical aparece una nueva tarea didáctica y transformadora: prohibición de tradiciones, reescritura de la historia y acomodación revanchista de la sociedad a imagen y semejanza de fracasadas estructuras comunistas y populistas que, invariablemente, conducen a la administración de la miseria económica e intelectual; por no citar el general liberticidio que conlleva la pervivencia de estos infectos regímenes que recurren a la liquidación de la democracia para persistir en el poder.
Los datos del paro en Almería, Andalucía y España al término de 2017 arrojan datos muy positivos de generación de empleo, cotización a la SS y recuperación económica que, lejos de hacer exégesis y aprovechamiento para la continuidad y superación en la positiva senda, por el contrario, nos centramos en debatir y combatir o defender con airada pasión la presencia de una carroza de Drag Queen en la Cabalgata de Vallecas. Y aún falta la “fiesta” de la transmisión en directo y la amplia cobertura de los medios afectos a la astracanada.  
Evidentemente, las formaciones políticas de inspiración totalitaria persisten en la provocación hasta conseguir sus objetivos; y una vez conseguidos, aplastan cualquier provocación o discrepancia que les incomode.  Hacerles el juego en sus permanentes asonadas también es un negocio. Siempre hay un sector interesado, lobby concernido o simple divertimento por observar el recorrido de la gilipollez.
El problema radica en la “parroquia” de algunas formaciones políticas que claman beligerancia ante las afrentas. Y en esto es donde el PP pierde la batalla, porque siempre hay alguien que entra al trapo y sufre algún arreón. Para algunos que no paran de mentar la democracia, ésta se caracteriza por la imposición de medidas que hacen visible la ideología del que manda, y lo hacen desde la provocación, desprecio y humillación esperando una reacción y respuesta que, enseguida, la califican de fascismo casposo frente a su libertad sin fronteras desde la ociosidad remunerada y frentismo antisistema. 
Lo ideal es dejarles hacer hasta aflorar el dictadorzuelo histrión que llevan dentro y, por fin, explicar que esta es la nueva “democracia”: Cuando están unos, mandan en tu vida y hacienda. 
Cuando están los otros, mandan en tu vida y hacienda… así como en tus creencias, pensamientos, tradiciones y orientaciones. Y en esto consiste la trasformación de la sociedad: divertirse con las provocaciones que producen escarnio en el resto. 
¡Es la progresía! 







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