Musarañas en la Junta de Andalucía

Tal como aparece en la biblia apócrifa del S. XXI, el Mindfullness es “la conciencia plena de la meditación budista”, definición que resume en una línea lo que antes de las nuevas tecnologías se llamaba pensar en las musarañas. Y enlazo la figura de este simpático mamífero insectívoro de largo hocico –las musarañas existen y no son familia de los arácnidos- para hablarles, no ya de las diferentes escuelas de meditación o control mental tan de moda ahora entre gurús y coaches, sino del larguísimo morro que se gasta en sus asuntos la Junta de Andalucía. Como ha quedado demostrado en los últimos días, nuestro gobierno autónomo está pasándose por el forro las sentencias del Tribunal Constitucional (que no es precisamente un jurado de cantamañanas en un concurso televisivo) determinando que los funcionarios andaluces deben trabajar semanalmente 37,5 horas, dos y media más de lo que hacen hasta ahora, sacándose de la manga un catálogo de ocupaciones domésticas para este tiempo añadido que produce vergüenza ajena: cursos de meditación o mindfullness, cursos de liderazgo personal y actividades formativas como “lenguaje claro para comprender y hacernos entender”, entre otras. No merece la pena detenerse en las explicaciones del portavoz de la Junta del PSOE de Sevilla, Juan Carlos Blanco, que salido ahora a precisar que el famoso mindfullness no tiene inspiración budista, porque sería entrar en el debate absurdo que buscan. Lo relevante es esta nueva demostración de desprecio de la Junta a toda norma que contravenga sus planes preestablecidos. De Despeñaperros al sur la ley la dictan ellas y ellos por encima de cualquier otro organismo y cuando les falla el blindaje de la mayoría arrolladora, encuentran siempre a quien ponga un precio razonable a su apoyo para poder seguir haciendo de las suyas. Pero no nos tomemos el trabajo de enojarnos. Como dijo Buda “nadie te castigará por tu enojo. Tu enojo se encargará de castigarte.” Tomemos aire. Fluyamos. Que trabajen otros.