Un pleno es normalmente, además del lugar en el que se toman las decisiones que afectan al municipio, el foro en el que nos decimos las verdades los distintos grupos políticos. Por ello, es importante que los ciudadanos utilicen las nuevas tecnologías para poder ver lo que hacemos y cómo nos comportamos aquellos que estamos ahí precisamente en su representación. Y es importante porque entre otras cosas descubrirían los cambios que se producen cuando sale un equipo de gobierno y entra otro.
Estamos acostumbrados a fijarnos en las calles, los arreglos que se hacen, lo que hay en la superficie, pero no vemos lo que se esconde detrás del día a día de decenas de funcionarios y cargos políticos que deben hacer funcionar ese engranaje que es un ayuntamiento. En el caso de Níjar el principal cambio que se ha producido en estos dos últimos años es que ahora se atiende a todos por igual y hasta se paga a los proveedores, aunque ciertamente también pagamos los platos rotos de otros, por lo que como alcaldesa no puedo tolerar es que los responsables de más de veinte millones de euros de deuda de este ayuntamiento vengan ahora a darse golpes en el pecho de fiscalizadores desde la oposición. Y sí, es parte de su labor, pero también lo era cuando estaban en el gobierno haber pagado a sus proveedores y no dejar el marrón para los que venían detrás porque, obviamente, el PP sabía que perdía en Níjar y no por una conjunción extraña de los planetas, sino porque se lo ganaron a pulso.
A día de hoy, en el cierre del ejercicio 2017, aún estamos pagando facturas pendientes desde el año 2013. Y cuando hablamos de deudas no se crean que siempre son a los mismos, como la empresa de suministro de aguas a la que se adeudaban más de ocho millones de euros o a la de recogida de residuos, que no sólo no cobraba, sino que ni tan siquiera había contrato que formalizase de forma alguna esas tareas. No, no hablo de los grandes, sino de pequeños profesionales que igual estaban prestando servicio durante más de ocho meses, mes a mes, acudiendo todos los días a cumplir con su encargo, y sin cobrar un solo euro. Sí, el Ayuntamiento de Níjar ha pasado una etapa realmente oscura que ha empobrecido a mucha gente, personas del término municipal y de fuera de él, y son ellos mismos quienes tienen clara la mayor diferencia entre una etapa y otra, y no es otra que Níjar, ahora paga.
Parque No cobramos más impuestos, no nos embarcamos en misiones estelares de tipo faraónico, como ese casi Las Vegas que pretendían incrustar en los límites del Parque Natural. Nosotros somos más del puerto seco que pronto comenzará a andar. Somos de ayudar a nuestros agricultores en sus reivindicaciones, de luchar porque el vecino tenga servicios básicos de calidad y, sobre todo, somos de ayudar a esos que se quedan descolgados del ritmo de crecimiento de los demás y precisan de un poco más de atención, porque para eso adoptamos el estado del bienestar como una seña de identidad, para que nadie se quede atrás.
Y en lo económico también nos ha tocado esa tarea, encargarnos de que nadie se quede al margen, de pagarle a todo el mundo y de reírte hacia dentro cuando aún escuchas a algunos decir que la derecha tiene fama de mejores gestores. Y tu te dices a ti misma, que bajen a Níjar y lo vean, lo buenos gestores que fueron.
Y con esos modos, no pagar a nadie y encargar a lo Camps en Valencia, venga fuegos de artificio en todas las áreas y Iphone y tabletas de Apple en bolsas como el que compra manzanas, es normal que en Níjar antaño no se hiciesen reconocimientos extrajudiciales de deuda al terminar el año. Estaba claro el porqué, no tenían pensado pagar a nadie.
Hoy podemos decir que pese a tener un ministerio en contra de la economía municipal, hemos sido capaces de poner en orden un territorio que se merece más de lo que recibe, que tiene el derecho por méritos propios de contar con una reputación a la altura de su historia y con unas previsiones de crecimiento a la par del espíritu emprendedor de sus vecinos. Esta es la nueva Níjar, la que le ajustó las cuentas al PP en las elecciones y ahora paga a todos sus proveedores para que las necesidades de la gente sean lo primero. Un ejemplo, las obras de acondicionamiento de la red de abastecimiento. Si no nos hubiésemos puesto al día y devuelto la credibilidad al ayuntamiento, jamás podríamos haber optado a tales mejoras sin subir el precio
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