La belleza del caos hospitalario

Jose Fernández
01:00 • 09 feb. 2018

El sindicato independiente CSIF se ha movilizado para denunciar la caótica situación de las urgencias en los hospitales públicos de nuestra provincia, consecuencia -en su opinión- de la pésima gestión de la fuerte incidencia de la gripe este invierno. Para el sindicato, en los servicios de urgencia falta personal, espacio y recursos para activar lo que el Servicio Andaluz de Salud llama “Plan de Alta Frecuentación” y que, a pesar de que son situaciones conocidas que se repiten cada año, la mala gestión de la Junta hace que no se resuelvan adecuadamente. Naturalmente, este tipo de denuncias son consideradas por los responsables políticos de la Junta en Almería como una apología del sobresalto, como ha hecho el delegado de Salud, José María Martín, que ha pedido a los sindicatos “que no alarmen” (sic) a la población. Es decir, que los sindicatos advierten de que los pasillos de Torrecárdenas están llenos de camas y sillones con enfermos y la respuesta oficial es pedir que no se aireen mucho esas cosas, porque la gente podría sentirse inquieta. Sería deseable, por tanto, que los sindicatos mirasen hacia otro lado y que así   los usuarios descubran, al llegar al hospital, que el caos puede ser otra forma de belleza. Por eso, la próxima vez que algún impertinente sindicalista se queje de la falta de sustituciones o recursos para hacer frente a una crisis hospitalaria, en lugar del reproche por el alarmismo, el delegado podría apelar a la entropía. Como saben, la entropía -que es el segundo principio de la termodinámica- es el grado de desorden que existe en la misma naturaleza o, lo que es lo mismo, el desbarajuste inherente a un sistema. Si a cada instante  el universo se hace más desordenado y toma una dirección inexorable hacia el caos, ¿quiénes somos nosotros para impedir que haya camas, sillones con enfermos y gente durmiendo en los pasillos de Torrecárdenas? ¿Es que estamos tontos?







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