El alcalde de Huércal de Almería, don Ismael Torres del PP, denunciaba hace unos días la vuelta de los vertidos “fecales” al río Andarax y las lógicas quejas de los vecinos de su pueblo ante esta situación y las posibles en el futuro, como es la llegada de los calores y con ellos los siempre alegres mosquitos. No nos sorprendió la denuncia de don Ismael pues a lo largo de años, lustros y décadas el vecindario de Huércal y, otros pueblos de la ribera del río almeriense, han venido soportando los aromas ambientales de las aguas fecales y los mosquitos ¡oh, los mosquitos! que durante los meses del estío acompañan con sus picotazos a los vecinos durante las calurosas noches. La denuncia o queja iba dirigida a la línea de flotación de la Mancomunidad de la zona, que en estos tiempos que corren está en manos de un hombre del PSOE. No tuvimos más remedio que acordarnos de don Juan Antonio Almansa, ¿qué pasa don Juan Antonio con la denuncia de don Ismael sobre los nuevos vertidos fecales que han aparecido en el término de Huércal? Y habló la actual cabeza de la Mancomunidad. Y dijo el presidente: “No se están produciendo vertidos fecales”. ¿Mentía el alcalde de Huércal? Pero si don Ismael habla de vertidos de aguas fecales. “No hay vertidos fecales en el río”, asegura con fuerza el señor Almansa. Ya tenemos lío. Pues aclárense entre ustedes y aclaren los vertidos ante los vecinos. Y por una vez se aclararon. Los vertidos, no fecales ciertamente, los está produciendo una empresa de cítricos existente en el término municipal de Gádor, a la que la Mancomunidad ya ha conminado para que arregle la situación y en ello está. Parece que se retrasa la solución, parece que la Manco no aprieta lo necesario.
Con todos los datos sobre la mesa, no se puede acusar de mentir totalmente a don Ismael. Los vertidos existen, por lo tanto no está contando una mentira, aunque sí una media verdad. Que no son fecales, vale, pero son vertidos. Lo mismo tendría que haber sabido el señor alcalde si eran fecales o no, también es cierto, pero es de imaginar que esos vertidos a lo largo de unos cuantos kilómetros al aire libre pueden cambiar su imagen, su color y hasta sus aromas, y no creo que estos se parezcan a “chanel N-5”. Juan Antonio, como presidente de la Manco defendía una empresa ubicada en su pueblo, Gádor.
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