¿Por qué el 28?

¿Por qué se eligió el 28 de febrero como Día Andalucía? Ese día fracasó el Referéndum de Autonomía; se consiguió en el de 20 d

Fausto Romero Miura
01:00 • 25 feb. 2018

El próximo miércoles, día 28, se celebra el Día de Andalucía. 
Nunca he tenido claro el por qué de esa fecha, pues el 28 de febrero de 1981, día de referencia, fracasó el Referéndum de Autonomía.
Puestos a elegir Día, hay, a mi juicio, otros dos más señalados: el 4 de diciembre y el 20 octubre.
El 4 de diciembre de 1977  –en que cambió la dinámica andaluza- se institucionalizó como el Día de Andalucía:  se celebró en Málaga una manifestación multitudinaria en pro de la “Preautonomía andaluza”. Y se dijo que en el conjunto de las ocho provincias fueron dos millones los manifestantes.
Encabezaban la manifestación los diputados y senadores malagueños y los Secretarios del PSA y de la MCA. Y sólo había banderas andaluzas -aún no legalizada-, que el presidente de la Diputación decidió no izar.
Cuando ya acababa la manifestación, que había transcurrido pacíficamente, recibió un balazo mortal -durante una carga policial, en circunstancias aún no esclarecidas - José Manuel José García Caparrós, de 18 años, sindicalista.
Siguieron episodios de guerrilla urbana y una  huelga general que paralizó Málaga.
El sitio donde cayó es desde el 28 de noviembre de 2017 “Lugar de Memoria Democrática de Andalucía”.   Un monolito lo recuerda.
La manifestación dio sus frutos: el R.D.-Ley 11/1978, concedió la preautonomía a Andalucía; el 27 de mayo, se constituyó la Junta Preautonómica, de la que fue elegido Presidente Plácido Fernández Viagas, del PSOE; y el 2 de junio de 1979, la Junta de Andalucía, siendo Rafael Escuredo su primer Presidente. En Pleno de 23 de junio, celebrado en Granada, acordó seguir la vía el 151 para la consecución de la Autonomía.
Así se llegó al 28 de febrero de 1980, día del célebre referéndum, que se rigió por la Ley Orgánica 2/80, de 18 de enero, en cuyo artículo 8 se exigía el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los electores de cada provincia. 
Era, pues, necesario que votase, al menos, el 50’01% del censo no del total de la Comunidad, sino de cada una de las provincias, como una cláusula de salvaguarda de la identidad de éstas, de las minorías.
La Ley, que nadie recurrió, fue aprobada no sólo por  UCD, como se dice, sino también por PSOE y Convergencia i Unió.
Andalucía no accedió a la Autonomía porque en Almería, sobre un censo de 279.300 votantes, votaron sí 118.186, es decir, el 42’3%, frente al 55'8% de media andaluza. Se abría, así, la vía del artículo 143 –autonomía administrativa, no política, sin Parlamento- y había que esperar cinco años para reintentarlo.
Los andaluces nos crucificaron a los almerienses.
Y se montó un chanchullo inconstitucional para llegar a la autonomía plena: un pacto UCD –que necesitaba salvar una moción de confianza de Adolfo Suárez y rebajar el protagonismo hegemónico de Rafael Escuredo- y PSA –que contaba con cinco diputados- en virtud del cual se redactaron dos leyes Orgánicas -12/80 y 13/80- brevísimas, fechadas el 16 de diciembre de 1980, que cambiaron el rumbo de la historia: la mayoría absoluta ya no se exigiría en cada provincia, sino en el conjunto de la región; y, sin esperar los cinco años, podía celebrarse un referéndum por la vía del artículo 151 si lo solicitaban los Diputados y Senadores de la provincia en que no se había alcanzado la mayoría... con efecto retroactivo, respecto del referendum, ya celebrado, el del 28-F.
Se violó la Constitución y fue una tomadura de pelo homérica: votase lo que votase Almería, ya, daba igual. ¿Por qué y para qué se hizo, entonces, el paripé del segundo referéndum que, además, resultó negativo en Almería, pese a lo cual, fue integrada en Andalucía, violentado su voluntad? Almería no quería ésa Andalucía: intuía su futuro destino de abandonada, de marginada. Los 37 años transcurridos le dan la razón
Los Diputados y Senadores almerienses no lo solicitaron; fue Suárez, entonces Presidente del Gobierno y de UCD, quien se lo ordenó a ellos: “Ustedes son parlamentarios de UCD y de España, no de Almería”.
Ese segundo referéndum se celebró el 20 de octubre de 1981,  y se ratificó la Autonomía de Andalucía por la vía del artículo 151, pese a que Almería volvió a votar no: tras más de año y medio de reflexión, votó sí el 38’3% del censo, frente al 53'4% de media andaluza. Un 4% menos, 8.760 almerienses menos que en el famoso referéndum del 28-F de 1980.
No tengo, pues, respuesta para la pregunta inicial: ¿por qué se eligió el 28 de febrero –día del fracaso- como Día de Andalucía?
... Y se ha muerto Forges. Y, con él, una época de una cierta España.
 ¡País...!


Aquel niño de Albox Del Albox de los 60 -“de azules infantiles y grises maduros”,por la postguerra de derrotados- Pedro M. de la Cruz es, desde hace 30 años, Director de La Voz de Almería y, tan joven, el decano de los directores españoles. 
El periódico, lo conoce Vd.: Pedro ha hecho de La Voz de Almería realmente la voz de Almería, nuestra voz. Y yo lo conozco a él: un profesional inteligente y, en el fondo,  un  sentimental romántico, sensible y tierno, a quien sólo le pido que siga y que escriba la novela de su vida.


Otra que tal baila Anna Gabriel, como Puigdemont, ha puesto pies en polvorosa para no someterse al Tribunal Supremo. No es extraño del todo, y sí coherente, pues recordamos cuando el 27 de enero de 2016 se autodefinió como “puta, traidora, amargada y malfollada... Queremos defender unos países catalanes libres, socialistas y feministas...”
Si ella ya se definió como traidora, ha sido coherente: ha cambiado su imagen -¡ay, el peinado imposible!- y huido del socialismo preconizado al país símbolo del capitalismo, del sistema. 




El parque de La Hoya Asistí al debate que organizó el Colegio de Arquitectos sobre el traslado del Pingurucho de los Coloraos. Sólo la Concejala Ana Martínez Labella se mostró partidaria del traslado, para despejar la Plaza Vieja y darle mayor aforo como auditorio.
Y Eduardo Blanes, arquitecto, dijo que si se desea un auditorio, debe convertirse en tal el Parque de La Hoya. Jamás lo había pensado yo. Y me parece una idea genial: ¿se lo imagina, inmenso, al pie de la Alcazaba, abrazado por las murallas árabes de Almería?


 






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