Escribir "hombre" es ofensivo

La Universidad Purdue, nombrada así en memoria de John Purdue, su primer benefactor, tiene su campus principal en West Lafayette, en el estado norteamericano de Indiana. Ofrece 200 titulaciones de grado y 70 doctorados. Es conocida como una institución líder en investigación y sus programas de aeronáutica y astronáutica alcanzan una alta demanda de las industrias de defensa. Es decir, que es un sitio lleno de gente preparada y perfecto, por tanto, para recibir el ataque de los talibanes del discurso políticamente correcto, esa plaga voraz que coarta libertades y que, mimetizada con apariencias de progresismo recurrente, oculta inercias y dejes de inquietante autoritarismo. Lo apunto ahora para que la legión de apóstoles y apóstolas del tema vaya tomando nota y sepan qué proponer en el futuro. Resulta que el Laboratorio de Escritura de esta universidad acaba de actualizar su manual de estilo, incluyendo instrucciones para evitar el uso de estereotipos y sexismo en el lenguaje. “Escribir de una manera que no sea sexista ni parcializada es éticamente sonoro y efectivo”, dicen los autores de estas recomendaciones, que añaden que “Una escritura que no sea sexista es necesaria para la mayoría de las audiencias. Si escribes de forma sexista y desvías a tu público de tu discusión, tu escritura será menos efectiva”. Tanto es así que los remozadores del lenguaje han recomendado no usar la palabra “man” (hombre) porque su uso podría ser considerado como ofensivo. No me digan que no es una de las más portentosas demostraciones del alcance de esa epidemia de idiotez que azota el tiempo que nos ha tocado vivir. Ya sé que esto es una modesta columna en un rincón de un periódico almeriense, pero no puedo evitar sentir algo muy parecido al escalofrío cuando pienso en el mundo que nos están preparando los miembros y miembras de laboratorios, observatorios, agencias y chiringuitos como los de esa universidad americana. Un mundo “perfecto” en el que, francamente, no sé si va a merecer la pena estar.