Soy mujer, he sido autónoma -ahora representante público- y madre. Conjugar todo eso es actuar en un circo de tres pistas, justo lo que hacen todas las mujeres trabajadoras, estén o no remuneradas o se reconozca o no su trabajo, tanto social como económicamente.
El día 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la mujer trabajadora, pero también es un llamamiento a una sociedad en la que aun en distintos paradigmas de la vida económica, laboral y social no está reconocida esa situación de igualdad, entendida como una sociedad de hombre y mujeres libres, con los mismos derechos y obligaciones, donde debe primar el respeto.
Como cualquier mujer soy feminista, porque como cualquier mujer revindico esa igualdad cargada de carencias en pleno siglo XXI. El feminismo debe de ser algo plural y abierto a todas las mujeres, para no excluir a nadie, en una lucha que nos afecta a todos cuando se trata de revindicar los derechos de las mujeres. No puede patrimonializarse por ninguna ideología, porque todas las mujeres, tenga la ideología que tengan: progresistas, liberales, conservadoras…todas tienen exactamente los mismos derechos por el hecho de ser mujer.
No podemos seguir permitiendo una brecha salarial de más de 23% por razón de género. No podemos seguir permitiendo que el 75% de los contratos temporales sean para mujeres. No podemos seguir permitiendo que 3 de cada 4 contratos a tiempo parcial sean de mujeres. No podemos seguir permitiendo que los puestos de trabajo de menor cualificación y peor remunerados sean de mujeres, cuando sin embargo somos mayoría en las Universidades. No podemos seguir permitiendo que más del 80% de las mujeres rurales trabajen en el campo en calidad de cónyuges o hijas, pero sin embargo más del 70% de los titulares de la explotación sean los hombres y no consoliden ningún tipo de reconocimiento ni derecho. Y obviamente, no podemos seguir permitiendo que las mujeres sean una vergonzante minoría en puestos de dirección y de decisión en las empresas y administraciones.
Pero para revertir esta situación de desigualdad hay que llevar a cabo (y ponerlas en práctica), políticas públicas que corrijan los problemas estructurales que causan esa desigualdad. Eso es lo que hacemos en Ciudadanos, con hechos reales, no con políticas de pancartas, ni apropiándonos ideológicamente de una lucha, que es y debe ser la lucha de todos, por encima de oportunismos políticos.
Educar en corresponsabilidad, es un paso para ello, y para ello Ciudadanos consiguió aumentar las bajas de paternidad a 4 semanas y esperemos que se pueda seguir ampliando si hay presupuestos para el 2018.. Planteamos también la exigencia de las ayudas para familia con niños de 0 a 3 años en escuelas infantiles, para ayudar a la conciliación familiar y laboral. Hemos conseguido beneficios para mujeres autónomas. Y hemos presentado una Ley de Precariedad laboral, para acabar con esa temporalidad en el empleo, donde las mas perjudicadas son las mujeres.
La situación laboral, social y económica no debería de estar regido por como estén organizados los cromosomas.
El feminismo y la lucha por la igualdad de la mujer debe de ser considerado en la base de la idea de una ciudadanía garantizada por el estado de derecho, que es la que nos une a todos como ciudadanos libres e iguales. No es solo una cuestión de mujeres, sino de justicia e igualdad.
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