Dicen que la inteligencia artificial se ha incorporado ya a las redacciones de los principales medios de comunicación del mundo para elaborar informaciones basadas en datos, mientras los periodistas “humanos” se dedican a hacer análisis. Al parecer Google Brain está entrenando a estos bots -programas informáticos autónomos capaces de imitar el comportamiento humano- para mejorar las entradas de la Wikipedia. Los bots identifican información relevante sobre un asunto de una docena de webs relacionadas con el mismo, los algoritmos organizan la información a través de un “modelo abstracto neuronal” y eso da lugar al artículo.
¿Ese es el futuro del periodismo? Confieso que no lo sé y que en el marasmo de informaciones que pueblan la red es casi imposible separar la información fiable de las noticias falsas, de los bulos estúpidos y de los “periodistas” aficionados. Seguimos necesitando buenos profesionales, buenos medios, periodistas fiables con capacidad de análisis y de crítica. También de autocrítica. Lo digo por algunas actuaciones “profesionales” en la cobertura informativa del caso del pequeño Gabriel que deberían avergonzarnos a los periodistas. No todas. Hay muchas magníficas, rigurosas y respetuosas con los que sufren tragedias como ésta. Pero otros se aprovechan de la situación, la utilizan para el espectáculo, tratan de manipular a las víctimas.
“El sensacionalismo, el morbo o la difusión de imágenes que nada aportan a la información pueden ocasionar pérdida de credibilidad, que constituye el valor que aporta el periodismo a la sociedad”, dice con razón la FAPE. Los periodistas, además de ser buenos profesionales, deben ser rectos, cabales, honestos y dignos, y moverse siempre dentro de cuatro grandes principios. Eso es lo que diferenciará siempre a los bots de los buenos periodistas “humanos”.
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