Esclavos de sus ideologías

`Enmendar no es derogar y esta obviedad al parecer necesita de sucinta explicación`

Diego Clemente
01:00 • 18 mar. 2018

Un conjunto de normas que comprende fundamentos de la sustantividad que nos abarca es una ideología. En el  proceso de razonamiento se pueden presentar cuestiones de alta emotividad que impulsadas a la intransigencia bloquean la ruta del discernimiento quedando así abonado el terreno para la exacerbación, sin espacios de equidad pero si para la implantación de la verdad única.
La sensación que el día 15 me invadió al abandonar mi escaño en el Congreso fue de aflicción por lo allí concluido. Traté de recomponer la situación en un ejercicio de empatía respecto de los grupos políticos que se manifestaron a favor de que prosiguiera la tramitación para la derogación de la prisión permanente revisable. Analizando cuáles habían sido sus posicionamientos de inicio, entendí que no se habían movido un ápice en un ejercicio de rigidez intelectual y actitud de alarmante impermeabilidad respecto a lo que hoy demanda la mayoría de la sociedad española. Concluí  en la afirmación que me sirve de titular para éste artículo y es que ellos son: “Esclavos de sus ideologías”. 
A pesar de los ataques dirigidos a Cs, nuestra línea  arranca y se desarrolla en este asunto en la premisa de  la coherencia. Se nos ha acusado de oportunismo político y de tomar decisiones en función de las tendencias reflejadas en las encuestas. A muchos se les pasa por alto que todo proceso democrático es precisamente una oportunidad de cerrar las puertas al oportunismo. 
El mostrarse receptivo a la opinión ciudadana, precisar conviene que cuando el pronunciamiento sobre una cuestión es mayoritario, el dar la espalda a esa realidad es una irresponsabilidad política, aunque se produzca  una dicotomía respecto de tu tronco ideológico. Es precisamente en este hecho como indicaba al principio de esta reflexión, donde se produce la liberación de la intransigencia, evitando el bloqueo del discernimiento y  la esclavitud ideológica.
Enmendar no es derogar y esta obviedad al parecer necesita de sucinta explicación para algunos. Cs nunca ha planteado la derogación de la prisión permanente revisable, sí ha presentado enmiendas encaminadas fundamentalmente a un objetivo primordial: “El cumplimiento íntegro y efectivo de las penas en los crímenes de especial gravedad”, como los asesinatos de menores o de personas con discapacidad o los que se comentan después de la violación de la víctima.
Con la ley actual en vigor desde 2015 un condenado a prisión permanente revisable por delitos de especial gravedad puede acceder al tercer grado a los 15 años; además la condena puede ser suspendida a los 25 por un tribunal, lo que implicaría que los condenados podrían pasar una fracción mínima de la pena total en prisión con el consiguiente riesgo en algunos casos de reincidencia. Esta anómala situación es la que pretende corregir Cs de tal forma que no se pueda acceder al tercer grado antes de cumplir 20 años de prisión efectiva. 
En la línea de endurecer el actual Código Penal, Cs también ha presentado en las últimas semanas un conjunto de medidas  tales como la posibilidad de sancionar con multas de hasta 250.00 euros  a quien homenajee a etarras; la prohibición de que los fugados de la justicia puedan formar parte de listas electorales y la propuesta de que la Policía acceda sin orden judicial a viviendas u otras edificaciones si el legítimo titular hubiese denunciado la ocupación y existiesen indicios de la posibilidad de su utilización con fines delictivos. 
Conscientes de la transcendencia social que atesora la cuestión que nos ocupa, desde Cs no cejaremos en el empeño de que el fin último sea el que demande la mayoría de los españoles y que en ningún caso se produzca una posible derogación antes de que el Tribunal Constitucional resuelva.


 







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