Susana: “Almería es la última”

La prevención y la alarma se explicaban antes con expresiones como “tocar a rebato” o “tocar zafarrancho”, que ya casi nadie usa porque están perdiendo terreno con acuñaciones de neojerga como “estar on fire”, que quiere decir lo mismo pero sin aromas clericales o militares. Pero no estoy aquí para hablarles de los avances de la brigada de demolición del español, sino de la acompasada coreografía de duelos y quebrantos con la que el PSOE ha saludado el adelanto de los Presupuestos Generales del Estado en Almería.

Tras las gráciles evoluciones del cuerpo de baile habitual con escorzos propios de los más dolientes boleros, ha irrumpido en escena la prima ballerina de la compañía, la Presidenta Susana Díaz, que ofreció una rueda de prensa con rostro compungido para decir que Almería era la última provincia en inversiones de España. Y lo dijo sin que el arrebol colorease levemente sus mejillas. Semejante demi-plie deja a la chilena de Cristiano Ronaldo a la altura de un tropezón en el baño. ¡Qué arte! ¡Qué mérito! Uno entiende que las alturas del calendario electoral precipiten algunas estrategias o que los campanarios y cornetines de órdenes estén haciendo su trabajo. Todo eso se comprende.

Lo que cuesta más trabajo de ver es que sea, precisamente, la presidenta de la Junta de Andalucía la que se duela en público de la falta de atenciones con la provincia de Almería. Y no es cuestión de entrar ahora en el debate de cifras que pueda agitar su cuerpo de baile con estadísticas y gráficos salidos del obrador de confitería habitual. Cuando Susana Díaz -que presenta sus presupuestos de la Junta sin provincializar- acusa al gobierno central de dejar a Almería la última para todo, debería ser consciente de que los almerienses tienen una memoria clara de lo que su administración, la Junta de Andalucía, lleva haciendo con esta provincia a lo largo de sus casi cuarenta años de existencia. ¿Cuándo y para qué ha sido Almería una prioridad para la Junta? Y ahora, que siga el baile.