Acaba de conocerse la petición de una moratoria en la presunta conclusión de las obras en Plaza Vieja. Estas obras, cuya finalización estaba prevista para 2005, han sufrido todo tipo de adversidades dimanantes de un desacertado convenio suscrito entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía que preveía la cofinanciación de un proyecto que la Junta se arrogó en exclusiva. El proyecto técnico incluía necedades arquitectónicas tales como la gélida e incómoda sala del plenario y una derrochadora planificación de activación eléctrica que precisa la iluminación de toda una amplia dependencia para dar luz a un solo puesto de trabajo. En fin.
Sin entrar en más desconcertantes detalles técnicos, lo cierto es que la iniciativa de la Junta de Andalucía partía de un Programa de Rehabilitación de Casas Consistoriales en la Comunidad Autónoma de Andalucía, una acción que se realizó sin mayor problema en ayuntamientos que se acogieron al citado programa, quedando el de Almería sumido en una vorágine de problemas que la Junta ha tratado de salvar con imaginativas y chapuceras aportaciones como el diseño de la “zona noble” (Alcaldía) dotándola de resistencia estructural exclusiva autoportante; es decir, que sólo podía aguantarse a sí misma; si se incluía mobiliario, maquinaria y personal excedería de las especificaciones de resistencia y podría colapsar. A la vista de estos desatinos, los retrasos y reformados de presupuesto se han demorado en el tiempo y aumentado las partidas económicas.
Además del desastre técnico, hay que destacar la singularidad de la financiación que, por parte de la Junta, ha sido un humillante dislate de fases y subfases que obligaron al Ayuntamiento de Almería a adelantar el compromiso económico que la Junta venía incumpliendo sistemáticamente. O sea, que el Ayuntamiento tiene que pagar lo que la Junta no paga, aun comprometiéndose por escrito.
En el horizonte de la conclusión de una de las fases de esta obra, la empresa OHL ha solicitado un aplazamiento de tres meses sobre el cronograma previsto, asunto que ha sido analizado por los técnicos municipales otorgando un mes no imputable a la empresa y otros sesenta días con efectos de penalización a razón de unos 760 euros al día. No obstante, previo a esta resolución valorada por técnicos cualificados a tal efecto, la oposición se ha lanzado a la crítica sin mayor criterio o encomienda que la confrontación sectaria.
Hay que reconocer la soltura de la crítica en clave servil ante los intereses de la Junta. Además, hay que reconocer el resarcimiento de cualquier remordimiento que pudiese quedar de hazañas históricas como el parking de Obispo Orberá, obra cuya autoría fue “responsabilidad” del actual portavoz socialista -ahora tan prolífico en críticas- y que en su día infligió enormes perjuicios a los almerienses y que, como hito sin precedentes, comenzó sin proyecto; sin saber cuántas plantas se iban a excavar; si se afectarían las estructuras de las viviendas colindantes; sin estudio de alternativas para los vendedores del Mercado Central… sin olvidar el trastorno del comercio que se extendió por la angustiosa demora y desorden en las obras, etc. etc.
La pleitesía debida por los súbditos de provincias, que modulan con arte sin igual el vasallaje ante la Junta del PSOE de Sevilla, jamás van a elevar un mínimo murmullo por la demora y reformado del proyecto de la Casa del Mar. Habrá que esperar qué resulta de las “reuniones informativas” con los vecinos más “inquietos” del barrio y que, en circunstancias normales, ya estarían protestando, exigiendo, manifestando… a no ser por las conocidas “habilidades” de la Junta del PSOE para garantizar la “paz social” que , dicho sea de paso, es el argumento esencial por el que se sientan en el banquillo sendos presidentes de la Junta y del PSOE acusados por malversación de una millonada destinada a garantizar la “paz social” en forma de ERE´s fraudulentos, con el aplauso de las empresas y trabajadores agraciados, y eternamente agradecidos.
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