Así habló la ciudadana Calvo

Carmen Calvo, aquella inolvidable consejera de Cultura de la Junta que anunció en todo lo alto del Cable Inglés la inversión de 3.000 millones de fantasmales pesetas para “poner en valor” el cargadero almeriense, y que después fue promocionada a Ministra de Cultura pasando antes por el insólito desempeño de “fraila”, será recordada por muchas cosas además de por haber declinado el latín hasta convertirlo en un simple dibujo animado de ratones. No digo que no. Pocas hemerotecas son menos lúcidas y más lucidas que las relacionadas con su trayectoria política. Ahora bien, si por algo va a tener la señora Calvo un hueco en la memoria de todos será por ese pase del desprecio que hizo hace unos días a quien fue, además de su jefe, su mentor político. Calificar al ex presidente Chaves, que lo ha sido todo en el PSOE, como “el ciudadano Chaves”, refleja a las claras el tono caníbal de la política española y la cruda realidad del apaga y vámonos en que se está convirtiendo el ejercicio de la cosa pública bajo las siglas de un partido. Ni la desbandada de los dirigentes populares en torno a la presidenta Cifuentes es comparable a la frialdad de ese epitafio de dos segundos que el PSOE de Carmen Calvo esculpió así en la dura piedra del olvido político. Ahí te pudras, Manolo, que ya no sabemos ni quién eres. Pero el que fuera máximo dirigente de la omnipresente y capilar Junta de Andalucía se va a librar del caso ERE porque no cometió el imperdonable error de acoplarse un master de atrezzo al currículum. Con esa limpieza de sangre asegurada, es prácticamente irrelevante que bajo su mandato se esfumasen más de ochocientos millones de euros de todos los andaluces en manos de unos cuantos amigos, familiares y compañeros de partido. Y no es que lo diga yo: tal como se ve, o mejor dicho, no se ve en algunas televisiones y medios de comunicación, lo de los ERE es una anécdota sin importancia. Y es que como ya dijo la ciudadana Calvo, el dinero público no es de nadie.