A Dios rogando y con el Cupo dando. El PNV nunca decepciona. Siempre acude cuando se le espera. Como ya habíamos escrito, no se opondrá a la aprobación de los Presupuestos. No presentará enmiendas al proyecto del ministro Montoro. ¿Contradice el discurso del presidente del partido, Andoni Ortuzar, que lleva varias semanas mirando a Cataluña y predicando contra el Artículo 155? Sí y no. En la línea de pragmatismo que acostumbran mantienen el discurso pero no asumen lo que podríamos llamar la coherencia de fondo. El PNV, a la manera del dios Jano, un clásico del panteón romano, ofrece dos caras. La que mira al pasado -en el caso que nos ocupa al Concierto y sus ventajas con el Cupo- y la que observa el futuro y en esta ocasión reconoce que si en Cataluña sigue en vigor el mencionado artículo es debido a que los partidos secesionistas están dilatando voluntariamente la formación de un gobierno en la Generalitat. El día que eso se produzca, decaerá automáticamente la intervención de aquella comunidad autónoma.
Es sabido que el PNV es una organización nacionalista cuya aspiración máxima, la independencia de Euskadi, se mueve entre la Utopía y el realismo. Querrían alcanzar el Cielo pero no tienen prisa y de, momento, se conforman con amarrar el Cupo. A sabiendas de que aún estando protegido por la mismísima Constitución, tan invocada en estos tiempos, en la escena política ha surgido con fuerza un nuevo partido, Ciudadanos, que considera un privilegio dicha singularidad. Del "cuponazo" habló Albert Rivera en un discurso parlamentario en el que argumentó que en pleno siglo XXI no tenía justificación alguna semejante singularidad que hunde sus raíces nada menos que en las guerras carlistas. En Ajuria Enea, sede del gobierno autónomo vasco, han analizado los pros y los contras del ventajoso tratamiento del Cupo, cuyo cálculo les favorece y mucho. La llave que abre la puerta al acuerdo vale 950 millones de euros. La cantidad a pagar al Estado por los servicios que presta. Alrededor de un 40% menos de lo que el Gobierno reclamaba hasta ahora. Es un argumento de peso. Frente al discurso del partido que, en teoría les emplazaría a no apoyar los Presupuestos hasta la retirada del 155, la bicefalia que mantiene el PNV -el presidente del partido no es el "lehendakari"- favorece la jugada. No hay esquizofrenia política. Lo de Vitoria es estar con los pies en el suelo. Los cinco diputados que tienen en Madrid apoyaran los Presupuestos. Porque el Cupo es sagrado y el enemigo en puertas no es el PP, se llama Ciudadanos, tiene el viento de las encuestas a favor y no se corta un pelo al decir que hay que acabar con lo que llaman el "cuponazo".
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