Amo a los árboles porque, entre otras cosas, nos dan el papel en que malamente se sostienen mis palabras. Comparto y respeto la iniciativa de quienes hacen suya la pasión por la vida que existe en cada rama y son capaces de sentir el latido mismo de la vieja tierra en la silenciosa profundidad de un tronco. Protejamos siempre a los árboles, sí, pero no olvidemos que para amar, para leer o para protestar hay que estar, antes que nada, vivos. Protejamos pues la salud de las personas y los medios necesarios para que ésta sea garantía de bienestar, felicidad y progreso.
Por lo tanto, tan importante como reclamar de una administración la correcta atención y cuidado a los árboles, debería ser exigir a otra administración la correcta atención a la salud de las personas. Por si tienen un momento entre el vértigo de las plataformas cívicas contra el traslado de árboles en la Plaza Vieja, les invito a reflexionar sobre la solitaria y silenciosa -repito, solitaria y silenciosa- existencia de las vigas oxidadas que saludan la entrada a Almería en lo que según la Junta de Andalucía iba a ser el nuevo centro de Salud de la Casa del Mar. Ahí debería estar funcionando desde hace años un centro de atención pública prometido por la Junta de Andalucía, y ahí se están cumpliendo todas y cada una de las tres características de la gestión pública de la Junta con Almería: tarde, mal y casi nunca.
Pues bien, por sorprendente que parezca, no hay noticias de la activación de plataformas, colectivos vecinales, grupos de concienciados o brigadas de pancartistas apostados en torno a ese bosque de vigas en las que se oxida el recuerdo de una nueva promesa olvidada. Tampoco es un tema, qué curioso, que parezca despertar el interés y el foco de algunos medios de comunicación. ¿Y los vecinos que iban a ser usuarios de ese centro? ¿Qué hacen? Pues aunque no lo crean, algunos están muy entretenidos preocupándose por el futuro de los ficus de la Plaza Vieja. Así son las cosas en Almería.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/151614/un-bosque-de-vigas-oxidadas