Pagamos entre todos

Dijo el químico francés Louis Pasteur: “No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”, claro que, cuando se han cebado con ellos poniéndoles todo tipo de trabas en el camino, no está mal una ayudita. De ahí que se espere como agua de mayo la futura Ley de Juventud de Andalucía que beneficiará a un cuarto de los almerienses; porque persigue reforzar y blindar las políticas de juventud en lo laboral, en el ámbito educativo y en el acceso a la vivienda, tres pilares fundamentales en los que la derecha se ha ensañado especialmente bajo el paraguas de la crisis.

La mejor manera de enseñar a nuestros jóvenes a superar las dificultades, como pensaba Pasteur, es asegurándoles el vuelo directo a la igualdad de oportunidades, que pasa por el acceso a la educación; no en vano, en Andalucía ya es realidad desde este curso académico que las tasas universitarias se vean bonificadas en un 99 % de su coste bajo criterios de excelencia, que es como hay que entender los estudios superiores, frente a la compra, pago de favores o camaradería para obtener títulos universitarios por parte de algunos políticos – el último al que señalan es a Pablo Casado, ¡el supuesto futuro del PP! –  Pero hay quienes no se bastan con evitarle dificultades a sus hijos, también buscan hacer lo propio con otros familiares y amigos haciendo uso de su posición pública. Lamentablemente, el ayuntamiento de la capital vuelve a ser noticia por otra investigación de la Fiscalía. Resulta que investigan si hubo presuntamente o no contratación de familiares del alcalde y del portavoz de Ciudadanos en la empresa concesionaria de la limpieza en la ciudad. Igual el alcalde, el pobre, no se enteraba de que hacía, presuntamente, algo ilegal, como cuando se presentaba a concejal y se sentó en una mesa electoral como presidente. ¿Se dan cuenta? ¡Hagan caso a Pasteur, que después pagamos entre todos los platos rotos de sus hijos!