En la madrugada del próximo jueves se cumplirá el ochenta aniversario del rescate de los 308 prisioneros republicanos, en su mayoría procedentes del frente Norte de Asturias , quienes se hallaban recluidos por las tropas insurgentes del llamado bando nacional en el Castillo de Carchuna, una pedanía de Motril, próxima a la línea divisoria de las dos provincias andaluzas –Granada y Almería- en manos, respectivamente, de los sublevados franquistas y de los fieles a la República. Un comando con algo más de una treintena de soldados republicanos, en su mayoría brigadistas norteamericanos, al mando del teniente William Aalto, logró liberar en una valiente, intrépida y arriesgada acción, propia del mejor cine bélico, a los más de trescientos prisioneros asturianos que emprendieron una veloz huida hasta conseguir situarse tras las líneas republicanas, a escasa distancia, en el término de Castell de Ferro.
La liberación de los presos del Castillo de Carchuna está considerada por sus peculiares características como uno de los episodios más emblemáticos de la actuación republicana durante la contienda española. Este aniversario coincide con el que mañana conmemora los ochenta años de la mayor fuga de la historia de Europa, la que protagonizaron más de ochocientos presos republicanos del fuerte de San Cristóbal, la cárcel franquista del monte Ezkaba, cerca de Pamplona.
Las asociaciones memorialistas de Andalucía y de Asturias, junto a los familiares de los prisioneros liberados en Carchuna, no quieren que la efeméride pase desapercibida y que sus protagonistas tengan el merecido homenaje y reconocimiento. Con tal motivo han organizado una serie de actos y jornadas, programados para el pròximo fin de semana,con objeto de recuperar y analizar aquel episodio de mayo de 1938. Qué mejor recinto para celebrar las diferentes sesiones de estudio, con la participación de especialistas e historiadores, que el propio escenario donde sucedieron los históricos hechos:el Castillo del litoral que se halla restaurado y que alberga diferentes actividades de carácter cultural y social. Sin embargo, la conmemoración tendrá que celebrarse en cualquier otro lugar, dado que la alcaldesa pedánea de Calahonda-Carchuna, llamada Concepción Abarca, del PP para más señas, se opone rotundamente a abrir “su” Castillo para semejantes actos, y justifica su actitud con el manido y demagógico argumento de que “no quiero que el Castillo se utilice para hacer política. No quiero que en mi pueblo se reabran enfrentamientos, ni heridas…”. Pero, en cambio, la dirigente municipal sí abre las heridas de las familias asturianas que quieren rememorar la libertad de sus allegados y reconocer la hazaña de los valerosos brigadistas que escribieron una épica página en el corazón del republicanismo español.
La obstrucción municipal entorpece la finalidad de este Castillo, declarado lugar de Memoria , que está propuesto y llamado a ser el Centro de Interpretación de la “Desbandá” entre Málaga y Almería –aunque transversalmente afectó a toda la Comunidad – ,el mayor acontecimiento de la Memoria Histórica en Andalucía que albergó el mayor éxodo de población civil antes de la Segunda Guerra Mundial y que costó la vida a entre tres mil y cinco mil seres humanos.
¿No son suficientes razones para que se abra el Castillo al conocimiento, a la reparación y a la memoria?
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