Todo el mundo pregunta al periodista si Mariano Rajoy ha salido fortalecido en el trance de los Presupuestos. A mí me parece evidente, dije en la noche del miércoles en una tele, que ´hoy por hoy, gana Rajoy; pero mañana, a ver cómo se apaña´. Al día siguiente, este jueves, la dura sentencia judicial de la primera fase del ´caso Gürtel´ por la financiación ilegal del PP avinagró, sin duda, el rostro de euforia controlada con el que el Rajoy triunfante en el lance presupuestario salía ese miércoles del Congreso de los Diputados. Al presidente del Gobierno le vienen más de cal que de arena, o viceversa, aunque haya en su largo periplo por el poder bastantes de cal, de arena, de palos y de zanahorias. Nada muda, eso sí, su rostro tranquilo, pese a ser el primer ministro más acosado de toda Europa, Italia incluida.
Pude ver por el control interno la entrevista radiofónica que este jueves hacía a Rajoy el periodista Carlos Herrera. Su faz era como de madera: le preguntaron por Gürtel, por Zaplana, y él ha prendido a zafarse de esos ‘líos’, como él dice, sin aportar un solo titular y sin arrugar el ceño. Yo solo pude destacar que se siente “animado” ante la perspectiva de seguir en la carrera política tras esta Legislatura, pero no quiso pronunciarse más allá. Su retirada o no dentro de algunos meses sigue siendo una incógnita, también ahora, en esta nueva fase que se abrió esta semana tras el apoyo del PNV para que Rajoy/Montoro/PP sacasen adelante las cuentas del Estado para este año. Eso le da oxígeno para terminar, si así lo decide él, la Legislatura. ¿Y luego?
Sí, ha unido a siete grupos políticos, que se odian entre sí, para aprobar ´sus´ Presupuestos. Y todo ello, dando la apariencia no solo de que no ha necesitado ni despeinarse, sino de que mantiene y mantendrá la aplicación del artículo 155 en Cataluña lo que sea menester. Lo cual puede, por cierto, ser bastante más que ese plazo de “apenas unos días” que fue lo que el peneuvista Aitor Esteban dijo conceder (para justificar su ´sí´ a los PGE) a la vigencia del más conocido de los artículos de nuestra Constitución. Ya veremos cuánto tiempo se verá forzado Rajoy -que es el primero que quiere quitarse la losa de encima_ a mantener el control sobre la autonomía de esa Cataluña que, de la mano de la pareja Puigdemont/Torra (y compañía) se empeña en despeñarse y despeñarnos, parecería que sin remedio.
Preguntan a este columnista también si él cree que Rajoy, por muy ´animado´ que diga estar, piensa no concurrir a las próximas elecciones como cabeza de cartel del PP. Siempre respondo que no solamente lo creo, sino que, además, lo deseo: Rajoy, cuya actuación hasta aquí aplaudo en la mayor parte y critico en otra parte menor, ya no es la persona para realizar los profundos cambios legales, sociales, éticos y estéticos que la ciudadanía española, España, necesitan. Alguien que debe angustiarse -aunque, ya digo, jamás lo demuestre_ cada vez que un tribunal estudie un caso de corrupción del PP, ocupando en ello sus meditaciones en lugar de en qué hay que hacer avanzar el país, debe empezar a ordenar seriamente su propio relevo.
Nubarrones Sí, el miércoles Rajoy ganó; el jueves, con la sentencia Gürtel, perdió, como había perdido el martes con esa tan excesivamente mediática detención de Eduardo Zaplana. Puede que un día de estos le venga, no sé si desde Berlín, Bruselas, Barcelona o la Cuesta de las Perdices, alguna buena nueva, aunque cada día parece menos probable que se le despeje el horizonte, tan lleno de nubarrones, que no solamente son los que anuncian las encuestas. Insisto en que lo importante no es si ha ganado hoy por hoy: si así ha sido, que le den una medalla. Lo importante, para mí, es lo que piensa hacer mañana. Y, sobre eso, el hombre impasible sigue sin pronunciarse.
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