Como un bolón de cera

Sostengo desde hace tiempo que no hay un socialista andaluz capaz de poder explicar con precisión dónde termina el PSOE y dónde comienza la Junta de Andalucía, y viceversa. Y no es por mala intención, sino porque son ya cerca de cuarenta años de derretida fusión de intereses y objetivos, de tal modo que hace ya mucho tiempo que Junta y PSOE forman un todo amalgamado y sólido en el que resulta imposible establecer fronteras y procedencias, como una de esas bolas de cera que forman los niños al paso de las cofradías. Por eso creo que el concepto “la Junta de Andalucía del PSOE”, es la acuñación que mejor explica ese extendido historial de intereses compartidos durante décadas. Naturalmente, ese discurso no gusta demasiado a los socialistas, que de cuando en cuando tiran del argumentario de cabecera para responder que ellas y ellos sí que tienen un profundísimo sentido institucional de las cosas. Que sí, hombre. Claro que sí. Pero la realidad cotidiana, que no es susceptible de ser bizcochable con esas regalías o subvenciones que tanto amansan el timbre reivindicativo de numerosos colectivos y asociaciones en Andalucía, sigue empeñada en demostrarnos que Junta y PSOE, que PSOE y Junta, son como el café para dos de Paloma San Basilio. Lo volvió a demostrar hace unos días el consejero de Cultura, Miguel Angel Vázquez, que dijo claramente que la Junta de Andalucía no quiere que se mueva el Pingurucho de la Plaza Vieja. Y no es ya que el señor consejero ignore u olvide (involuntariamente, supongo) que quien primero habló de mover el monumento fue la propia Junta en 2001, con ese proyecto de dejar diáfana la plaza del que ahora nadie quiere acordarse. Lo más grave es que el consejero de la Junta de todos los andaluces adelantaba así una postura institucional (coincidente curiosamente con la del PSOE) ante una petición que ni tan siquiera ha sido formulada por el Ayuntamiento de Almería. Una vez más, primero socialistas y después consejeros. Andalucía, imparable.