Yo, demócrata empedernido y casi historiador, cada vez me asusto más al comprobar que ciertos personajes que viven del dinero público gastan las horas que les pagamos en decir estupideces y no en trabajar para mejorar este país. El último acto de terrorismo histórico que he escuchado fue cuando Carles Mulet, de Compromís, llamó “mito franquista” a Don Pelayo. Uno, que está estudiando la figura de tal rey bastante a fondo, lo primero que piensa es cómo semejante inepto ha podido llegar a representar a tanta gente en el Senado. Al rato, me preocupó mucho más por la posibilidad de que no sea ignorancia y estupidez, sino todo lo contrario y cometa una falsificación totalmente consciente de la historia para manipular a las masas, eso mismo que este hombre acusa que se ha hecho con la figura de Pelayo.
No entraré en el debate historiográfico de si Pelayo existió o no, de si la batalla de Covadonga fue lo que se cuenta o no, o de si la Reconquista realmente lo fue, más que nada por la limitación del formato. Lo que expongo en estas líneas es mucho más grave. Me resulta muy curioso, y me aterroriza al mismo tiempo, como gente que acusa hasta a los mosquitos que les pican de ser franquistas y fascistas pueden tomar una posición totalmente fascista para atacar cualquier posición que no les convenga. ¿Les suena lo que se cuenta por Cataluña sobre la Guerra de Sucesión Española? Pues más de lo mismo. La manipulación de la historia es algo muy peligroso y que puede llegar a dar mucho rédito electoral, por lo que muchos políticos y movimientos lo ven como un caramelito. Los que estudiamos la historia estamos prevenidos, pero el daño que puede causar en una sociedad es grandísimo. Este deplorable acto es algo digno de épocas pasadas a las que aludía Mulet, algo que le acerca mucho más a pertenecer a ese régimen autoritario que a cualquier democracia, según el argumento utilizado por él mismo.
Por cierto, de Don Pelayo se habla desde crónicas milenarias como la Crónica Albeldense o como la Crónica de Alfonso III. Esto no es que garantice la veracidad de todo lo que cuenta la historia oficial sobre él, ni muchísimo menos, pero sí nos indica que no fue un mito franquista e ideado hace apenas 80 años. Dudo que cuando se habló de él por primera vez, alguien supiera que Franco iba a nacer y dar un golpe de estado mas de mil años después o que se utilizaría su figura como una herramienta para la cohesión y el nacionalismo más rancio. Pero, amigos y amigas, eso es exactamente lo mismo que ha intentado hacer el señor Mulet con la historia de España: manipularla.
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