Juan Torrijos
20:37 • 12 ago. 2011
Duras jornadas, me cuentan, las de don Gabriel Amat recibiendo visitas en el despacho de la Diputación provincial. Los alcaldes y las alcaldesas, pobres míos-as, con la cantinela de que no tienen ni un “puto” duro o de que los socialistas les han dejado las arcas más flacas que una bota de vino tras un caluroso día de romería con el Cristo de Tahal. Lo que me ha llamado la atención es que casi todos los alcaldes recibidos por el señor presidente de la excelentísima son de su partido, osea: Peperos. A los socialistas no se les ha visto mucho el tupé por el despacho de don “Grabiel”. ¿No le han pedido cita, no se fían de él, no tienen necesidad que transmitir al presidente? Lo primero puede ser, lo segundo es lo normal entre partidos, pero lo tercero no me lo puedo ni imaginar, pues los pueblos andan con el agua al cuello, las fiestas sin pagar y contando los cohetes que lanzan en honor del patrón o la patrona durante éste verano. Con Usero pasaba algo parecido con las visitas, no crean. Tras estas y otras experiencias vividas en nuestra política ¿nos podemos creer que el presidente de turno es de y para todos los ciudadanos? Pues no lo parece, oiga. No estaría de más que los presidentes hicieran un esfuerzo, también los alcaldes, pues los vecinos no tienen por qué pagar las aventuras y desventuras políticas de sus partidos y sus representantes. Cuando llegan al poder se les llena la boca con aquello de: “Voy a gobernar para todos”. ¡Mentira! Eso sólo es de boquilla, a la hora de la verdad se les ve la mota en el ojo, la viga y hasta el plumero con el que barren para dentro de su partido y su gente.
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