Miles de almerienses cumplen este curso 18 años y llegan, pues, a la mayoría de edad coincidiendo con la Selectividad y la entrada a la Universidad. Como profesor de más de un centenar de ellos les deseo todo lo mejor para que puedan cumplir esos hermosos sueños de la adolescencia. En este momento me vienen a la memoria unos versos de Gabriel Celaya dedicados a la educación que nos llenan de emoción:
“Es consolador soñar
mientras uno trabaja
que ese barco, ese alumno
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
Llevará nuestra carga de palabras
Hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
Nuestras fuerzas se vayan acabando
Surgirán los jóvenes alumnos almerienses
Que con sus barcos nuevos seguirán
Llevando nuestra bandera enarbolada”.
Queridos alumnos: llegáis a otra etapa de vuestra vida y la pregunta es: ¿cómo os encontráis? Seguro que no os será difícil recordar tantas experiencias pues la llegada de la mayoría de edad supone uno de esos momentos en que la cabeza vuelve hacia atrás como una especie de película al retroceder en el tiempo. Sin embargo, debéis mirar al pasado para sentiros orgullosos de lo conseguido porque, efectivamente, llegáis a los 18 años y, por consiguiente, a la responsabilidad y, a la vez, a la libertad e independencia de los adultos. Aprovechad estos años universitarios para crecer por dentro tratando de ser buenas personas en el día a día: gente cercana, capaz de tender la mano a los que os necesiten y de tratar a los demás con el máximo cariño y respeto. Me gustaría haceros reflexionar para caer en la cuenta de que lo más importante que tenéis en la vida son vuestros padres y a ellos debéis dar las gracias, antes que a nadie, porque unos buenos padres suponen más que un centenar de profesores. Ellos siempre han estado ahí, en un segundo plano, apoyando sin condiciones.
Por otra parte, es justo también dar las gracias, en este momento tan especial, a vuestros profesores por la dedicación de toda una vida, por un trabajo sin descanso. Ellos han intentado despertar vuestra curiosidad por el saber, vuestro espíritu crítico y lo más bonito es haber pasado este tiempo de nuestra vida juntos, unidos y aprendiendo unos de otros. ¡Ah! y algo muy importante: mantened la amistad con vuestros amigos del Colegio y del Instituto, ya que estas relaciones que surgen en la infancia y en la adolescencia son las más entrañables, las más sinceras y las que siempre van a ir unidas a vuestros recuerdos.
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