El panorama político de este país, en apenas unos pocos días, ha sufrido un vuelco. Una moción de censura ha conllevado un cambio de Gobierno de una forma, que si bien se ha hecho uso de un instrumento constitucional y por tanto, legitimo, no es la más democrática porque no es un Gobierno elegido por la mayoría de españoles.
No cabe que se responda que al haber sido apoyada la moción de censura por la mayoría de los representantes del Congreso, implica la voluntad de los ciudadanos. Y no cabe, porque explíquenme, quien así lo defienda, que tienen que ver unos partidos nacionalistas de ideología de derechas, con un partido que ha defendido a ETA, con un partido independentista de ideología de izquierdas, y estos con la social democracia y, a su vez, con los populismos de extrema izquierda y, en consecuencia, explíquenme si entre todos ellos representan o posibilitan un proyecto común de país.
Discúlpenme, pero eso no es democracia, eso es un cambalache político que obedece únicamente a intereses partidistas. Lo leal y demócrata hubiera sido dar la voz a los ciudadanos y en el momento político que se respiraba, era lo que se esperaba si en este país existiera dirigente que ostenta el poder con suficiente altura política y sentimiento de Estado.
Por supuesto que era necesario cambiar a un gobierno de un partido sentenciado de corrupción y a un presidente cuya palabra y fiabilidad ha quedado cuestionada por otros de los poderes que vela por el cumplimiento del Estado de Derecho, en este caso el poder que emana de los Jueces y Tribunales. Ese cambio, por higiene democrática y regeneración política, tenía de haber sido dimitiendo y convocando elecciones. Son los ciudadanos los que deciden, no los intereses de partido.
Lamentablemente no ocurrió, no hubo altura, ni sentimiento de estado y las ansias de poder culminaron la actuación.
Y ahora, vamos a lo concreto, que con las cosas de comer no se juega. Tenemos unos Presupuestos, apoyados por Ciudadanos, previa consecución de logros en beneficio de todos los españoles, como la rebaja de impuestos o la subida de las pensiones, entre otras cosas, en un acto de responsabilidad política. Unos Presupuestos donde los del no es no, ahora dicen que si es si…, que si valen y donde los que regalaron a los nacionalistas vascos 540 millones a cambio de un sí, ahora dicen que no es no, que no valen.
¿Quiénes son los irresponsables, los que traicionan los intereses de España, los que cambian de opinión según les intereses? Ya lo dijo Marx…Groucho…el cómico, no el otro… “Estos son mis principios, si nos les gusta… tengo otros”. Triste comparativa para los que gobernaban y gobiernan ahora este país.
Como ciudadana, como española, andaluza y almeriense, solo espero una cosa y es que las mismas cosas que eran buenas para España y para Almeria, hace escasos días cuando aún no se tenía la “varita mágica” del poder, sigan siendo igual de buenas y se revindique con el mismo ahínco al que ahora es el gobierno de su color. Esas obras hidráulicas que le dan vida a nuestro campo; esas bonificaciones para el uso del agua desalada, que dan aire a nuestros agricultores; esas conexiones ferroviarias que dan pies a los almerienses o esas comisarías y cuarteles que dan seguridad a nuestros vecinos.
Unos han querido llegar a toda costa. Otros intentar perpetuarse…ninguno ha barajado la opción de dar voz a los ciudadanos ¿miedo a las urnas? ¡benditos demócratas tenemos!
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