Albert Rivera se equivocó al intentar sostener a Mariano Rajoy votando en contra de la moción de censura que al prosperar ha permitido la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. Acertó al dar por liquidada la legislatura tras la publicación de la sentencia del caso Gürtel pero erró al creer que el paso siguiente sería la convocatoria de elecciones.
Lo creyó sin pararse a pensar que era lo último que habría hecho Mariano Rajoy quien prefirió inmolarse antes que otorgar ventaja a Rivera, un político hacia el que nunca pudo ocultar su antipatía. Sí en la vida pasa, pasa también en la política.
A Pedro Sánchez, Rajoy nunca le perdonó el rifirrafe del ya olvidado cara a cara electoral del 2015 -"Usted no es decente" le espetó Sánchez ante millones de telespectadores. Tampoco nunca le consideró intelectualmente. Fue otro error. Pero, pese a todo, en las relaciones personales acabó llevándose mejor que con Albert Rivera. El líder de Ciudadanos le irritaba y esa antipatía acabó permeando sus réplicas a veces sarcásticas en las sesiones de control de los miércoles. Las respuesta de Rivera no se quedaban atrás.
Lo paradójico es que Ciudadanos que encuesta tras encuesta le comía terreno al PP, habiendo hecho de la denuncia de la corrupción el hilo conductor de su discurso político y de que era precisamente la publicación de la sentencia la chispa que precipitó la moción, en el combate real y decisivo de la moción de censura, Rivera cambió de táctica y alineó a sus diputados con los del Partido Popular votando "no" a la censura de Rajoy. No contaba con que el PNV iba a dejar tirado al Mariano Rajoy al que poco antes le habían sacado el "cuponazo" y 540 millones adicionales en los Presupuestos.
Precisamente fue el temor a Ciudadanos y a sus crecidas expectativas electorales lo que decidió la "traición" de los nacionalistas vascos. Rivera cometió dos errores: confiaba en que siguiera en el Gobierno el PP y que un Mariano Rajoy debilitado acabaría por convocar las elecciones en las que Ciudadanos esperaba hacerse con el liderazgo del centro derecha. Calculó mal y al apoyar al perdedor, perdió.
No hará elecciones hasta 2020. Pedro Sánchez agotará la legislatura y con el paso de los días el PP intentará recomponerse para recuperar a los electores que se habían pasado a Ciudadanos. En política, los errores se pagan.
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