La carta de Sánchez

Cayetano González
07:00 • 12 jun. 2018

Han pasado tantas cosas en tan pocos días en el tablero político, y las que pueden seguir pasando en el futuro inmediato, que cualquier análisis que se haga de la situación tiene que tener en cuenta esta realidad cambiante. Pero hay algo realmente importante que, pase lo que pase, no va a cambiar y es, según recoge la Constitución, la potestad exclusiva que tiene el Presidente del Gobierno de disolver las Cortes y convocar elecciones generales.


A día de hoy, nadie sabe, incluido Pedro Sánchez, qué puede pasar en los próximos meses con un Gobierno que cuenta exclusivamente con el apoyo de 84 diputados, y que se enfrenta, fundamentalmente, al grave problema del proceso secesionista de Cataluña. Esta es, en mi opinión, la única cuestión que puede desbaratar los planes iniciales del nuevo Presidente del Gobierno de agotar todo lo que pueda la presente legislatura. A pesar de los primeros guiños que ha hecho el Gobierno de Sánchez al actual ejecutivo de la Generalitat presidido por el independentista Quim Torra, habrá que ver si sirven para que este y los partidos que le apoyan rebajen o no sus aspiraciones secesionistas. Si hemos de atenernos a las declaraciones públicas realizadas por Torra desde Barcelona y por Puigdemont desde Berlín, no parece que estén dispuestos a renunciar a seguir por la senda de constituir la República Independiente de Cataluña, lo que colocaría al Gobierno de Sánchez en una posición imposible y no tendría otro remedio que hacer uso de su potestad constitucional de disolver las Cortes y convocar elecciones.


La paradoja es que a ninguno de los principales partidos nacionales, salvo a Ciudadanos, le interesan unas elecciones generales en un plazo corto de tiempo. Al PSOE, porque una vez llegado al poder, necesita un cierto margen para llevar a cabo algunas medidas que tengan un impacto positivo en la sociedad. Al PP, porque tras la marcha de Rajoy necesita un tiempo para elegir nuevo líder y reconstruir el discurso. Y Podemos necesita un cierto margen para reubicarse tras la llegada del PSOE al poder y el efecto positivo que ha tenido en la opinión pública la composición del gobierno. Por lo tanto, si Sánchez puede, aguantará la legislatura; pero si los independentistas catalanes tiran en exceso de la cuerda, habrá elecciones.






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