Juan Carlos Mestre: Pan

La Dulce Alianza recibe hoy el último recital de la temporada de las ‘Dulces Tardes Poéticas‘

Juan Carlos Mestre leerá hoy a las 19.30 horas una selección de sus mejores textos.
Juan Carlos Mestre leerá hoy a las 19.30 horas una selección de sus mejores textos. La Voz
Aníbal García
07:00 • 21 jun. 2018

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo.Un poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda perdida es una golondrina de espaldas, posada sobre la luz de un pararrayos. Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en medio del corazón el ruido de un manojo de llaves…




AL TERMINAR las clases, durante el mes de julio, solíamos recolectar la alcaparra. Mi niñez es un verano recolectando alcaparra con mis primos. Salíamos al monte muy temprano. Teníamos que llegar a las plantas más lejanas primero. Conocíamos la ubicación de cada una. No era difícil cruzarnos con una culebra o un lagarto en aquellos pechos o ver los pollos de perdiz revoloteando entre los matorrales. Una vez nos encontramos un perro con la soga al cuello colgado de una higuera. Aprendí el lenguaje de las cosas recolectando alcaparra. Recuerdo el calor pegajoso y la incansable carraca de las cigarras a la vuelta. En el bar, en la tienda de ultramarinos y en el estanco del pueblo nos compraban la cosecha del día. Antes de volver a casa recogíamos el pan.
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HOY nos acompañará en las Dulces Tardes Poéticas uno de esos niños que dialogaba con las estrellas, que callaba para no asustar al petirrojo de la parra, que descubrió cómo florecían las magnolias. Un autor que acató el mandato no encomendado del pan y la poesía: Juan Carlos Mestre. Juan Carlos, poeta Santa Paula #29, firma la plaquette que hoy recuerda de nuevo a José Ángel Valente a través del pastelillo que da nombre al librito, aquel pastelillo de luz que el poeta gallego degustaba en el antiguo establecimiento de La Dulce Alianza.   




Biografía
JUAN CARLOS MESTRE (Villafranca del Bierzo, León, 1957), poeta y artista gráfico, es autor de varios libros de poesía y ensayo, como Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo (Premio Adonáis, 1985), La poesía ha caído en desgracia (Premio Jaime Gil de Biedma, 1992) o La tumba de Keats (Premio Jaén de Poesía, 1999). Su obra poética ha sido recogida en varias antologías como Un poema no es una misa cantada (Lustra Editores, 2013) o Historia Natural de la Felicidad (Fondo de Cultura Económica, 2014). Por su libro La casa roja obtuvo el Premio Nacional de Poesía 2009, y por La bicicleta del panadero recibió el Premio de la Crítica 2012.  Su último poemario Museo de la clase obrera  ha sido editado en el 2018. En el ámbito de las artes plásticas ha expuesto su obra gráfica y pictórica en galerías de España, EE.UU., Europa y Latinoamérica.




Poética
MESTRE es un artista polifacético, un ser comprometido con la sociedad, un coleccionista sueños.




Su infancia está ineludiblemente marcada por su relación con la naturaleza (el viento, la nieve, los árboles, los animales), un lugar de fundación donde conoce el nombre de las cosas y se relaciona de igual a igual con ellas. Un particular paraíso donde dialogan puentes y campanas y que predetermina su visión naturalista de la vida.




El primer poema que aprendió fue el Romance del prisionero. Recitaba hasta la saciedad estos primeros versos como un mecanismo de defensa ante aquel maestro de instituto que juró ante Dios hacerles la vida imposible a aquellos preadolescentes que intentaban aprender a hacerse dueños de sus palabras sin ayuda del mandato divino (... dele Dios mal galardón). La poesía, con 12 ó 13 años, apareció para salvarlo.  




No cree en las musas. En todo caso, nos cuenta, esa inspiración es el vínculo que se establece con el conocimiento: nadie nace sabiendo, un buen poema es fruto del esfuerzo y del aprendizaje del trabajo los demás, de la estratificación del pensamiento.




Influido por las vanguardias de entreguerras y el surrealismo, nuestro autor encuentra en la poesía el camino en el que la inteligencia conquista nuevos mapas de la imaginación y propone una interpretación individualista del poema. “La poesía es una permanente utopía que se enfrenta a las inquisiciones que se ejercen desde los relatos del habla que intenta imponer sin valoración de juicio un grado de culpabilidad a todo aquello que no acepta la legislación sancionadora de lo real”, apunta Juan Carlos Mestre.


Leyó a Neruda con admiración desde muy joven, pero su relación con la patria de don Pablo se estrecharía años después en su estancia en ese país donde pudo conocer a Gonzalo Rojas, Nicanor Parra y otros poetas chilenos que le hicieron cambiar su concepción poética, “Chile forma parte de una memoria llena de dignidad y esperanza”.
Hoy Mestre concibe el arte, en general, como la conciencia de algo de lo que no se aprende a tener conciencia de ninguna otra manera, “estamos en un mundo pragmático, pero el pragmatismo no demuestra la realidad invisible del mundo, hay cosas en la vida cuya funcionalidad no es práctica”, nos dice Juan Carlos. Nuestro autor propone amar lo que uno no entiende, acceder al porvenir a través de lo desconocido. Ampliar el arte a través de esa forma de conocimiento es lo que ofrece la posibilidad de generar una legislación invisible para hacer más habitable el mundo.


Dice Juan Carlos Mestre, “es fácil ser hoy una buena persona, lo difícil es que dentro de un buen puñado de años digan que uno fue un gran antepasado”. Hoy es el futuro.


Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. En Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.


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