Antonio de Torres Jurado nace el 13 de junio de 1817 en la Cañada de San Urbano, hijo único del matrimonio de Juan Ramón Torres García y María del Carmen Jurado, naturales de Níjar, provincia de Almería. No se tienen datos hasta ahora sobre su juventud. Lo que está documentado sobre su biografía comienza con el traslado de su familia a Vera. Una línea de investigación plantea actualmente si el joven carpintero inició en Vera su formación en torno a la construcción de guitarras. Independientemente de conjeturas que rodean la construcción de su primera guitarra, lo que sí está claro es que la historia de su primer matrimonio en este pueblo almeriense es la de una desgracia que debió de marcar su carácter y su decisión de buscar horizontes profesionales fuera de la provincia de Almería.
En efecto, contrae matrimonio en 1834 con una muy joven Juana López de Haro, quien fallecerá el 13 de marzo de 1845 de tuberculosis con sólo 23 años. A ello, hay que sumar el fallecimiento prematuro de tres de los cuatro hijos que tuvo el matrimonio: Josefa María, Juan Manuel, Josefa María. Solo sobrevivió la hija mayor, María Dolores. Con ello, hay que dejar constancia además de la situación del joven matrimonio que pasó por dificultades económicas, hasta tal punto que en 1839 los bienes de Antonio de Torres fueron confiscados por impago de impuestos.
El caso es que mientras no se documente con más datos y claridad este periodo oscuro de la vida de Torres, el de su formación, se seguirá especulando sobre el lugar en el que se formó y construyó su primera guitarra, arrimando cada lugar en buena lid (o mala lid, según se mire) las ascuas a sus espetos. Antonio de Torres, carpintero y accionista formándose en Vera, en Granada, en Almería, dedicándose profesionalmente a la construcción de guitarras en Sevilla y adquiriendo con ello fama internacional, reconvirtiéndose en empresario en Almería, enganchándose de nuevo en una segunda época a la construcción de guitarras en Almería y La Cañada, lo que sí queda claro es lo accidentado de la apasionante biografía de un personaje huidizo en un contexto agitado, el de la segunda mitad del XIX en España, que dio la forma definitiva a la guitarra española actual.
Aportaciones de Antonio de Torres a la organología guitarrística Antonio de Torres ha construido sus instrumentos a lo largo de dos periodos: de 1852 a 1869, y de 1875 a 1992. Si no los numeró en su primer periodo sevillano, sí los hizo en su segundo periodo almeriense, por lo que se sabe que durante éste llegó a fabricar 155 instrumentos (este catálogo de referencia, elaborado por José Luis Romanillos y que sirve desde entonces para catalogar sus instrumentos, se va constantemente ampliando con la aparición de nuevos instrumentos, localizados generalmente en casas de particulares).
Tomando como base la construcción de la vihuela de mano española, ha pasado a la Historia de la música por haber fijado una nueva concepción del modelo de guitarra, conocido hoy como guitarra de concierto o guitarra clásica española, a la vez que renovó la llamada “guitarra de tablao”, o sea la guitarra flamenca decimonónica.
Utilizando el ciprés, el palisandro y el arce como principales tipos de madera, sus innovaciones surgen después de un mayor conocimiento empírico de la estructura del instrumento y de su aprovechamiento acústico. Nueva plantilla estabilizada alrededor de 1.300 cm2, uso del varetaje de abanico para conseguir el abombamiento y el refuerzo de la tapa armónica y sobre todo sus experiencias empíricas sobre la madera de abeto rojo y el grosor de la tapa como elementos principales para el sonido de la guitarra fueron los elementos claves que aportó Torres y que determinaron la calidad de sus instrumentos y revolucionaron la construcción de la guitarra.
Hasta tal punto incidía en la importancia de la tapa para el sonido, que construyó una guitarra con tapa de madera y aros y fondo de cartón, curiosidad que asombró a constructores y concertistas, y que confirmó su teoría en torno a la importancia capital de la tapa.
Además de haber proporcionado guitarras a los más importantes concertistas de finales del XIX, principios del XX, como Julián Arcas, Francisco Tárrega, José Martínez Toboso, Antonio y Federico Cano, Luis Soria, José Rojo, Paco de Lucena, Miguel Llobet, Emilio Pujol, etc. ayudando así en el desarrollo de la guitarra como instrumento de concierto, sus innovaciones fueron de inmediato seguidas y adaptadas por la mayoría de constructores, empezando por la escuela madrileña con nombres como Manuel y José Ramírez, Santos Hernández, Domingo Esteso, Enrique García, Modesto Borreguero, etc. hasta los principales constructores de la escuela francesa como Robert Bouchet, de la escuela alemana como Hermann Hauser, o en Estados Unidos por Albert Augustine, entre otros constructores de fama internacional.
Antonio de Torres y Julián Arcas, un proyecto común de dignificación de la guitarra Resulta evidente la estrecha relación que existió entre Julián Arcas y Antonio de Torres, hasta el punto que podemos hablar de un proyecto común de dignificación de lo popular a través de la guitarra en el contexto del romanticismo y de sus ideales liberales.
Quizá por la unión que suele caracterizar a los almerienses en la diáspora, los lazos entre Arcas y Torres no dejaron de estrecharse a lo largo de lo que podemos calificar, a la luz de sus biografías, dos destinos paralelos. Lo que sí pone de acuerdo a todos los investigadores, es el impacto que tuvo el binomio Arcas-Torres en la historia de la guitarra española, y las vocaciones que despertaron.
Concertista y constructor, guitarrero y guitarrista, ¿Cuál es la aportación de uno, la de otro? ¿Hubiera existido Torres sin Arcas? ¿Hubiera triunfado Arcas sin Torres? Lo que sí queda claro, vista ya con perspectiva las trayectorias de estas dos personalidades de la música española, es que resulta necesario tener un proyecto común, una empatía en los ideales, para que lo que llamamos Historia, en este caso la de la música, renueve constantemente su horizonte. ¿Hacia dónde? Los sueños pueden ser una respuesta.
Visto con lupa, la pequeña historia de ambos personajes está llena de pequeños detalles que confirman que no dejaron de tener un proyecto de vida paralelo, que unieron de alguna manera sus destinos hacia una meta compartida, cambiar el sonido y el repertorio de la guitarra española, clásica y flamenca, para proyectarla hacia la modernidad. Y en ello seguimos.
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