Lorca, candidato al Nobel

Izquierda Unida quiere que se conceda el Premio Nobel de Literatura, a título póstumo, a Federico García Lorca. Con este motivo ha presentado una moción en el Ayuntamiento de Almería y todos los grupos municipales han votado a favor. Y la verdad, uno ya no sabe si este tipo de cosas se proponen por amor al arte o por ver si alguien se desmarca y se le puede aplicar rápidamente la ley de fugas de lo políticamente correcto.

Al poeta granadino, víctima inocente de aquella descomunal tragedia de sangre y fuego que fue la Guerra Civil, lo asesinaron los fascistas con apenas 38 años, interrumpiendo así una de las trayectorias literarias más brillantes en la historia del idioma español. El crimen nos privó del placer de disfrutar de más obras nacidas de su prodigioso talento y de la posibilidad de ver su nombre reconocido en los foros y ámbitos más prestigiosos de todo el mundo. Pedir ahora el Nobel para Lorca es una ocurrencia que encaja bien en estos tiempos de impostación y artificiosidad en las figuras.

Y no sé si Lorca lo querría, especialmente después de ver el palmarés de los últimos años. En todo caso, el mejor reconocimiento que podría tener Lorca es invitar a que la gente siga leyendo sus poemas como si comiera pan y que sus obras sigan presentes en el ideario común del amor y la belleza. Para cualquier autor, el mejor premio es ser leído por las generaciones que no le vieron vivo. Lo de buscar su calavera y organizarle homenajes es, en mi opinión, bastante menos importante, porque la dimensión universal del autor está muy por encima de la interesada utilización de su muerte o de los intentos de apropiación de su figura. Las mismas razones que harían a Lorca candidato al Nobel nos llevarían a entregar el Pritzker a Brunelleschi o el Grammy latino a Gardel, que cada año canta mejor, como dicen los porteños.

Como decía el propio Lorca,  ojalá supiéramos mirar a la derecha y a la izquierda del tiempo para que nuestro corazón aprendiera a estar tranquilo.