Pedro Sánchez, ¿Presidente sin Dios?

Es inverosímil pensar que un Presidente del Gobierno, que está prometiendo lo imposible para mantenerse en la poltrona, a la que ha llegado con falsas promesas y concesiones injustas e imposibles, no crea en los milagros. Prometió despreciando signos o elementos católicos y se lanzó a la gobernabilidad sin otros apoyos que sus propias fantasías y la ausencia de la confianza de las urnas.

Sr. Presidente, vivió su política con malas artes, habla de imposibles y es tanta su ignorancia que se lo cree. Se trajo el barquito que no admitieron en Italia, estamos recibiendo miles de extranjeros por otras vías y el gobierno sin quererse enterar, encima promete sanidad universal, subida de pensiones, aumento de plantilla de personal docente, multiplicar los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, bajada del IRPF, concesiones dinerarias a los vascos, creación de cuatro Ministerios más, amén de otras promesas difícilmente de cumplir. ¿Cómo va a lograr la realización de sus fantasías si no cree en los milagros? señor Sánchez, está a tiempo del arrepentimiento de sus malas artes y haga un ejercicio de conversión y espere a que Dios perdone sus engaños y le guíe por la senda de la verdad, aun cuando para ello tenga que hacer un acto de contricción y de arrepentimiento.

¿Cómo es posible que se sienta satisfecho en la Moncloa sabiendo que su estancia en el Gobierno, en lo que no consienten los españoles, dependa del apoyo de los independentistas, lo que le va a suponer de momento el acercamiento de presos a Cataluña así como de la ETA al País Vasco?

Sr. Sánchez, da la impresión, pese a su escaso tiempo en el gobierno, que usted vive en otro mundo, y sepa que los españoles no le han concedido la confianza y que casi tenemos la certeza de que usted va a hacer bueno a Zapatero. Ya solo falta, Sr. Presidente, que incluya en su programa las propuestas de su colega Pablo Iglesias: “hierbas legalizadas”,  libre comercio, imposición de impuestos… Eso junto con la “libre eutanasia” y amor para todos hará que España sea un país envidiable.