Decrepitud política y social de la nación

José Ramón Talero
00:30 • 03 jul. 2018

Verdaderamente estamos presenciando de forma bochornosa  la  decrepitud política y social de nuestra Nación. ¿En qué niveles de envilecimiento especulativo y moral está gran parte de nuestra sociedad? Efectivamente sufrimos la esclavitud moderna en su complicada e ignorancia voluntaria, pero seguimos sin cambiar absolutamente nada.  


Pero¿Qué podemos hacer? En el silencio de las palabras no dichas, en la incomprensión, en la tergiversación, en la no comprensión, no claudiquemos. Ante  anhelos íntimos y supuestos acercamientos del espíritu, no nos dobleguemos. Por que no haya similitud de emotividad en el alma, no desfallezcamos, no nos hundamos.


En los momentos de convulsión política, juntamente con la crisis económica, social y de valores que estamos padeciendo, añadiéndole la corrupción generalizada, debemos concienciarnos y afrontar todos esta adusta realidad que nos ha tocado vivir.



Como decía Platón, la Justicia es el fin que debe perseguirse en la vida política. Cuando observaba la corrupción de los políticos en su tiempo decía que esas corruptelas se debían a la separación entre ética y política y, esa era la causa de todas las calamidades y desajustes sociales. Él proponía, una realización de la política para la consecución de una sociedad justa.


¿Estamos dirigiéndonos hacia una oclocracia? Es ineludible formarse e informarse; “El interés de los oclócratas que ejercen el poder es hacerlo degenerar en oclocracia con el objetivo de mantener dicho poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad, hacia el cual vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores”.



Hay que destacar la desazón que te produce la aplicación de políticas demagógicas, que con insistencia nos han disertado en mítines, congresos, debates o campañas electorales, y que como resultado hemos visto las desastrosas consecuencias para los ciudadanos. Tenemos que hacerles ver a nuestros políticos que la formación del ciudadano es imprescindible para el conocimiento de las cosas y, sin esto, no podemos argumentar y denunciar actuaciones incompetentes e ilícitas.




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