La parlamentaria y la indecente postura de la Junta con Carboneras

Juan Torrijos
00:30 • 05 jul. 2018

Me encanta cuando se enfadan los políticos y sacan los colmillos a pasear, nos ofrecen oportunidades para que sigamos escribiendo de ellos y de sus contradicciones. Doña Marta Bosquet, diputada por Almería de Cs en Sevilla, acaba de denunciar la indecente postura de la Junta con el puerto de Carboneras. (Estuve durante las fiestas de San Antonio en el “pueblico”, los caracoles de Felipe siguen en su línea, colosales como siempre). Lo que me llama la atención es que doña Marta y sus amigos, con don Juan Marín a la cabeza, se han dedicado a quitarle las chinas del zapato a doña Susana, le han espantado las moscas, moscones y avispas que se atrevían a acercarse a ella o a algún miembro de su gobierno, y ahora nos aparece con los colmillos al viento y lanzado dentelladas contra sus mantenidos hasta ayer. Doña Marta, doña Marta. Un poco más de seriedad política. Han sido ustedes la muleta de doña Susana, ha hecho lo que le ha dado la gana con el permiso de ustedes, cuando no con el aplauso enfervorizado de su grupo. ¿Qué ha ocurrido para que salga usted y por el tema del puerto de Carboneras, se lance al cuello del gobierno de la presidenta y la acuse de algo tan grave como de portarse de una forma indecente con el puerto del pueblico? No será que están cerca las elecciones autonómicas y les han dicho desde Barcelona que hay que apretar los dientes en torno a la garganta de doña Susana. Y cuando pasen las elecciones ¿qué? ¿Volvemos al cachondeo de esos cuatro años, a portarse en el parlamento de Sevilla como el insecticida que le quita los mosquitos al PSOE? Pero hoy toca vendernos en Almería lo malos que son los señoritos de la Junta, lo indecentes que son con la postura tomada sobre un puerto del levante almeriense del que viven decenas de familias. Estoy de acuerdo con usted, es una postura indecente, pero no sólo en lo que al puerto de Carboneras se refiere, en otros muchos temas almerienses también lo es y no le hemos oído a usted quejarse por ellos. Pero claro, no estábamos en campaña electoral.

¿Con qué Marta nos tendríamos que quedar, qué Marta nos vamos a encontrar tras las próximas elecciones, con la que se calla durante cuatro años o la que ahora levanta la voz, saca los colmillos y los clava en el cuello de los que han sido sus protegidos? Ese es el problema.






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