Víctimas, dignidad y memoria

La memoria y la hemeroteca no son necesariamente coincidentes, pero a poco que se esfuercen podrán recordar o comprobar la sólida unanimidad con la que los grupos municipales del PSOE e Izquierda Unida vienen haciendo bandera común del episodio de Los Coloraos como símbolo de las libertades públicas. Ambos grupos coinciden en la necesidad de honrar su memoria como símbolo de la democracia, de la decencia, de la solidaridad y del progreso del género humano. Pero no se trata ahora de agitar el cansino debate sobre un episodio histórico sucedido en Almería hace ciento noventa y cuatro años, sino de fijarnos un poco más en las cosas que pasan actualmente en esa misma ciudad. Hace un par de días, el Ayuntamiento volvió a conmemorar el aniversario del secuestro y asesinato a manos de la banda terrorista ETA del joven concejal de Ermua (Vizcaya), Miguel Angel Blanco, sucedido en 1997. A la concentración acudieron los concejales del PP y de CS, mientras que los de PSOE e IU brillaron por su ausencia. Cada cual es libre de asistir o no asistir a los actos, faltaría más, pero he comenzado mencionando el caso de Los Coloraos porque al homenaje que se tributa anualmente en el Ayuntamiento a los conocidos como “Mártires de la Libertad”, sí que acuden todos los grupos políticos, que luego se deshacen en vibrantes declaraciones sobre el precio que han pagado históricamente los demócratas por la libertad y la importancia de mantener vivo el recuerdo de quienes dieron su vida en defensa de los derechos cívicos, etcétera. Me gustaría saber si existe un solo argumento -tan solo uno- de los aplicados al sostenimiento de la memoria de Los Coloraos que no sea aplicable al sostenimiento de la memoria de Miguel Angel Blanco. A no ser, claro, que tengamos en cuenta el factor limitante que supone haber sido concejal del PP, que yo entiendo que eso debe ser algo insoportable para los que se sienten poseedores de la capacidad de delimitar la frontera de la dignidad de las víctimas.