Blandito, suavecito y a mojar

La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha invertido cerca de 1,2 millones de euros en la construcción de un moderno Centro de Especies Marinas instalado en el puerto de Carboneras. La instalación, que fue inaugurada en 2012, cuenta con un modélico servicio de recuperación de tortugas, cetáceos y otros animales; está dotada además de quirófano, sala de rayos X, área clínica, sala de necropsias y diversos tanques exteriores para que las especies puedan recuperarse con tranquilidad. Gracias a la Junta, nuestras tortugas marinas pueden emular a la gran Carmen Sevilla cuando pasaba temporadas en la Búchinger de Marbella. Pero si usted se pregunta por el balance de actuaciones de este Centro, que supone una prueba palpable de la pujanza de Andalucía como territorio de progreso y transferencia de talento ecológico, la mejor respuesta la tenemos en lo que hace una tortuga en el mar: nada. Pero nada de nada. El centro del que estamos hablando no ha llegado a ser inaugurado y, como destaca una información de Manuel León en LA VOZ DE ALMERIA, acumula ya siete años de cierre sin uso. No está mal para los 1,2 millones de euros gastados. No tenemos constancia del malestar de las especies marinas locales, del mismo modo que tampoco tenemos noticia sobre las protestas y concentraciones de muchos humanos, que cuando se trata de ponerse enfrente de la Junta de Andalucía, tienen el mismo comportamiento que un calamar de potera tras pasar por las sabias manos de La Kika del Alquián: blandito, suavecito y a mojar pan. Y mientras pasan estas cosas, la misma Junta sigue sin aclarar cuándo y cómo va a reiniciar las obras de la Casa del Mar en Pescadería, que debería ser otro centro de grandes prestaciones sanitarias frente al mar, pero para las personas. Oye, pues tampoco pasa nada. Las obras están paradas desde hace meses y nadie recuerda nada, nadie dice nada y, lo que es peor: nadie exige nada. Para que luego digan que la acuicultura no sirve como fórmula de gobierno.