Y cuando el PSOE, que está en su derecho, pide explicaciones, aparece doña Ana Labella, concejal de fomento del Ayuntamiento de Almería, y acusa a los socialistas de estar difamando a los populares. Puestos así, podría decir la señora que en el titular de hoy yo también estoy difamando al grupo de gobierno del ayuntamiento. Cuando no tiene razón y explicación que ofrecer, el político de turno nos aparece con alguna chorrada. Doña Ana ha estado de libro. Acusa y denuncia el Comité de Empresa de FCC, recoge la denuncia y por ella un concejal del PSOE, y se le acusa de difamar. Doña Ana, por dios, si a alguien se le puede acusar de difamar será al comité de FCC cuando denuncia la contratación irregular de personas vinculadas al Partido Popular, no al que usa esa información, concejal o medio informativo, para pedir explicaciones. No nos vale su salida de pata de banco, lo siento. Si es una difamación, como usted asevera, lleve a los tribunales al comité de empresa de FCC, pero me parece que por ahí no quiere usted jugar, prefiere salir por la tangente de que es el PSOE el que difama y a olvidar el tema. No cuela, son muchas las denuncias que se han venido dando a lo largo de los años, de ustedes y de otros partidos que han estado en el poder, y del reparto que se ha hecho de los puestos de trabajo en las empresas adjudicatarias de servicios municipales. No hace muchos meses, una bolsa de trabajo preguntaba a través del registro oficial del ayuntamiento por personas contratadas sin pasar por la bolsa y vinculadas a Cs, al PP, incluso al propio alcalde. Debían estar otras cercanas al PSOE, tampoco me extrañaría que estuviera alguna de Iu, porque no dieron ustedes, gobierno y oposición, ninguna explicación sobre el caso. Es más, ni siquiera se pidieron explicaciones al equipo de gobierno, dentro y fuera del salón de plenos, como ahora hace el PSOE. Bien por la petición de explicaciones de hoy, reprobable el silencio de hace unos meses. ¿Qué ocultaban entonces, no estaría de más saberlo? La acusación de entonces era tan grave como la de ahora, quizás más, porque en aquella denuncia se preguntaba por personas con nombres y apellidos y vinculadas a políticos de los que daban también su gracia. Los políticos sólo quieren que nos enteremos de lo que les interesa, en caso contrario: difamación.
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