Errores, silencios y colonias

Un error en diverso personal adjudicatario de una comisión de servicio, que ha sido reconocido por la propia Junta de Andalucía, ha creado tal caos administrativo que, a día de hoy y tal como denuncian los sindicatos CSIF y UGT, hay casi 20.000 profesores de Secundaria en Andalucía (se estima que unos 2.000 en la provincia de Almería) que no saben cuál va a ser su destino en el curso académico 2018-2019. La información de Simón Ruiz en LA VOZ DE ALMERIA dibuja un escenario inquietante para miles de docentes y siembra dudas entre padres y alumnos, que carecen de las certezas necesarias antes de iniciar el nuevo curso. Pero lo que sorprende del caso no es que se haya podido cometer un error o que se haya producido una circunstancia sobrevenida que altere un proceso administrativo. Esas cosas pasan a veces. Lo que verdaderamente llama la atención es la ausencia del eco doliente y furioso de los afectados y la placidez con la que la Junta de Andalucía está pudiendo sobrellevar esta situación, que encajaría perfectamente en todos los parámetros que definen el popular concepto de “cagada”. Lo que en otro escenario sería un despeñe diarréico, en la Junta es apenas una excusable ventosidad. ¿Se imaginan que un error administrativo del Ayuntamiento de Almería tuviera en vilo el destino profesional -no ya de 2.000 almerienses- sino de apenas veinte personas?  Mejor no imaginen nada y recuerden la que se montó cuando se detectaron problemas en la aplicación informática para elegir nombre de la nueva Biblioteca Municipal. ¿Recuerdan? Que si el ridículo, que si la chapuza, que si el desastre, que si esto, que si lo otro. ¿Han visto algo parecido en este caso que, llámenme loco, es bastante más trascendente y relevante? Nada de nada: tranquilidad absoluta. Y es que en Almería la Junta no comete errores. Y si los comete, es por culpa de otros. La perfección por decreto y la complicidad social del silencio estipendiado. Unos la cagan y otros excretan colonia Nenuco. Ese es el truco.