Machismo en los altavoces

Hace unos días estuvo cantando en Almería el gran Miguel Poveda y, terminando la actuación, regaló al público una de esas interpretaciones del “Ojos verdes” que quitan el sentío y muchas más cosas. Sorprendentemente, nadie se levantó a protestar o a expresar su malestar ético por el contenido de una copla que, habrá que decirlo claro, es un canto a la explotación sexual de la mujer. Una víctima de la trata que, sojuzgada por el heteropatriarcado, ni tan siquiera cobra al señorito que se marcha de la mancebía a lomos de su caballo. ¡Intolerable! Bueno, pues no hubo quejas, ni lamentos, ni denuncias. Todo lo contrario: aplausos y más aplausos. Me detengo en este hecho para explicar ahora que el PSOE ha pedido que esta Feria se prohíba el reguetón en las casetas por el contenido machista de sus letras y que se multe a los que lo pongan. Prohibir, censurar y sancionar: tres de los verbos más empleados en el discurso habitual de los campeones de la libertad. La concejal Inés Plaza ha vuelto a enarbolar la bandera de la decencia lírica y exige pulcritud, lenguaje inclusivo y actitudes políticamente correctas en las letras. Y supongo que a estas alturas ya habrá pedido el secuestro del tema “Mediterráneo”, de Serrat, por hacer apología del alcoholismo y la ludopatía -“me gusta el juego y el vino”- , por no hablar ya de la peligrosísima exaltación de las adicciones que difunde Sabina en “500 días y diecinueve noches”, relatando que después de irse de putas acababa en locales donde se consumía cocaína. Lenocinios, por cierto, muy parecidos a los que iban los cargos de la Junta que pagaban sus juergas con el dinero de los parados andaluces. Pero eso no parece haber activado el radar ético de los socialistas almerienses, capaces de detectar machismo en el infame reguetón, pero incapaces de denunciar que compañeros suyos se vayan de putas con dinero ajeno. Habrá que estar atentos a la música que puedan poner en la caseta del PSOE, pero a este paso, lo mejor es que silben.