Almería necesita más ministros

Diego Clemente
07:00 • 28 ago. 2018

La provincia más desasistida de entre las comunidades autónomas más arraigadas en el ostracismo ha sido y es la nuestra. Lo fue durante la dictadura y también en el período democrático que le sigue. Hablar de insuficientes y deficientes infraestructuras en nuestra geografía no es novedoso. Las pocas existentes, llegaron muy alejadas en el tiempo respecto de otras provincias, con mencionar la A-92 es suficiente. Razón que explica nuestra situación de forma sucinta pero no exenta de veracidad es la histórica falta de voluntad política de los que han estado y están hoy en el poder tanto a nivel autonómico como nacional, los cuales se aprovechan del comprensible agotamiento reivindicativo de un pueblo harto de falsas promesas.


Cuando se trata de proyectar infraestructuras para la vertebración de un  territorio y de su relación con los colindantes, irreversiblemente se establece un orden de prioridades. Este es un paso fundamental que al final queda al arbitrio del poder político,  el cual no siempre obedece ni a cubrir necesidades del mayor rango de población posible ni a paliar demandas seculares. Muchas decisiones han llegado a término en la búsqueda de réditos electorales o por decisiones de altos cargos con vínculos respecto de los territorios afectados. 


En este punto debemos de plantearnos la siguiente cuestión: ¿Cuál sería hoy el estado de los proyectos, de las obras ejecutadas o en ejecución o de las licitadas en nuestra provincia si el ministro de Fomento o del ramo competente fuese paisano o persona vinculada a nuestra tierra? Pregunta un tanto engorrosa pero de respuesta concisa: “Radicalmente distinto al actual en términos positivos”. No sería solución apropiada pero ante la inoperancia de nuestros representantes con poder de decisión, sería la más resolutiva, al menos hasta que cambien los criterios de conveniencia y oportunidad por parte de las administraciones competentes a la hora de fijar prioridades.



El Corredor Mediterráneo o el AVE, podrían llegar a Almería con la demora justa y sin atascos en Lorca si el Sr. Sánchez, en una futura remodelación gubernamental, nombrara a un almeriense Ministro de Fomento. Seguro que hay alguien capacitado para el puesto y al que le motive un infinito amor por su patria chica. Lo sentiría por mi amigo Ábalos, actual ministro y antiguo compañero en la “Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo”. Ministro, entiéndeme, no es nada personal.


Puestos a pedir no resultaría descabellado que en un esfuerzo de generosidad el Presidente del Gobierno tuviese a bien adjudicar la cartera de Industria a otro almeriense, con independencia de su género, que fomentara lo que es crucial para nuestro  desarrollo, que es el propiciar un tejido industrial del que carecemos. En tanto que ése vector económico no sea una realidad, con el necesario concurso del cuerpo empresarial almeriense, las infraestructuras que están por venir, por sí solas no harán crecer significativamente ni nuestra renta per cápita ni harán descender de manera aceptable nuestra tasa de desempleo. La excesiva dependencia de productos manufacturados más allá de nuestro ámbito territorial nos impedirá hacer frente a los continuos retos tecnológicos que se plantean amén de provocar un daño relevante a nuestra competitividad.  



Desde Cs proponemos medidas que despojen de intereses partidistas las decisiones que en éstos asuntos acaban afectando a millones de personas. Decisiones que deberían de sustentarse en criterios técnicos y de rendimiento social, emitidos por una Oficina de Asesoramiento Técnico Independiente u organismo similar creado al efecto.


Disculpas pido por el carácter un tanto irónico de mi reflexión pero no se me ocurre otro modo de retratar una realidad que entiendo incontestable. Más allá de la presencia en el ejecutivo de nuestro paisano el Sr. Guirao, al que le deseo sinceramente la mejor de las suertes en su gestión, insisto en que: “Almería necesita más ministros”.





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