Y como se esperaba en las fechas que vivimos el trasfondo político y social de su traslado fue la comidilla de la caravana de políticos de uno y otro bando. La guinda la puso Ramón Fernández Pacheco , alcalde por la gracia de Luis Rogelio: “El traslado del pingurucho “no depende” solo del ayuntamiento”. ¿De quién depende? Depende de quien esté en el poder. Si Adriana Valverde fuera la alcaldesa de Almería y estuviera al frente del proyecto de remodelación ¿la Junta estaría en contra del traslado del monumento? Depende. La Junta ha sido una de las administraciones que más ha cambiado de opinión ante diferentes proyectos que ha tenido nuestra provincia. El más gordo el del Algarrobico, no podemos ocultar que ella le dio las bendiciones a la construcción del mismo. Lo que no me esperaba es lo manifestado por el señor alcalde. Con el nuevo look que nos ha mostrado este verano no lo reconocemos. “No depende del ayuntamiento el traslado del monumento”. No nos dice quién es el otro elemento político o administrativo que debe ser el firmante junto al municipio, pero se colige que debe ser la Junta, con su presidenta a la cabeza. Si para el simple traslado de un pingurucho tiene que darles las bendiciones la Junta, para qué puñetas nos sirve pagar a veintisiete políticos, entre ellos un alcalde que cobra más que el presidente del gobierno. Que eche el cierre el ayuntamiento, a la calle los veintisiete ediles, los tropecientos asesores y los familiares colocados a dedo, nos ahorramos una pasta gansa y que Almería la gestione doña Susana Díaz desde su palacio sevillano. Y si no quiere trasladar el pingurucho de la plaza, que no lo traslade, que lo deje donde está. A la gran mayoría de los almerienses les va a dar lo mismo. Los recogedores de firmas dicen que tienen veinticinco mil apoyando que se quede, hasta los casi ciento noventa mil ciudadanos que viven en la capital, siguen siendo una gran e importante minoría, pero minoría al fin y al cabo. Lo que nos parece de aurora boreal es que en democracia se le quiera imponer una decisión a Almería y a sus políticos votados mayoritariamente por los ciudadanos desde la Junta de Andalucía. Si el ayuntamiento elegido democráticamente no puede ni decidir el traslado de un monolito, para qué sirve. Eso, Ramón, ¿para qué servís los 27 ediles?
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