Ya es un hecho incontestable y de difícil marcha atrás que es a través de las redes desde donde se hace política. Sin duda tiene muchas ventajas aunque no le falten críticos. Esto hace apenas unos años era impensable. Todo evoluciona.
Evoluciona tanto que hemos asistido a lo que se puede considerar "inicio de curso político", nada menos que en un teatro, cuando toda la vida de Dios esto había tenido lugar en el Parlamento. Ni el auge de las redes ha sustituido a una obligación democrática. Y allí, en un teatro se plantó Quim Torra, para avanzar las líneas básicas de la actuación del Ejecutivo catalán a corto y medio plazo. Sin duda lo más inmediato es calentar el ambiente para la Diada pero más fondo tienen otras fechas, esas en las que se coronó el desafío más serio que ha sufrido el Estado.
La intervención de Torra tuvo algo de homilía. Ese tono sosegado, lento y suave logró, sin embargo, ocultar su nula disposición a trabajar por lo posible. Por el contrario se regodeó en lo imposible, al igual que Puigdemont: la autodeterminación es el objetivo y no hay más. Nada les va a hacer desistir. Ni que los Mossos estén presentes en el centro de inteligencia para el terrorismo, ni que la ministra del ramo haya anunciado que en los Presupuestos habrá especial atención a Cataluña, ni que sea con esta autonomía con la única que se ejerce la bilateralidad. Nada les va a ha hacer renunciar a lo imposible salvo una cosa que no es otra que su derrota en las urnas.
El Gobierno, si como ha dicho su Presidente, tiene el firme propósito de lograr sus propios Presupuestos, necesita imperiosamente a los independentistas catalanes. Por ello y porque quiere explorar vías que, según el PSOE, abandonó el PP, nada más serio de lo que ya ha ocurrido va a ocurrir.
Ni el Ejecutivo se va a levantar de silla alguna ni Torra ni su Gobierno van a caer en flagrantes ilícitos. Así seguiremos. Bordeando las líneas rojas al menos hasta que se celebren los juicios por el "procés". Será entonces y no antes cuando el tándem Torra-Puigdemont, valoren la situación, calienten los hígados y probablemente opten por un adelanto electoral. Y, ¿saben?. Volverán a tener mayoría en el Parlament. Mientras tanto, a ganar tiempo que es lo que necesitan todos. Que por teatro no quede.
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