La nutritiva mecánica de la democracia

Decía Churchill (personaje curiosamente maltratado en recientes series y

películas) que la diferencia entre la democracia y la dictadura es que quien llama a tu puerta a las cinco de la mañana es el lechero y no la policía. En las democracias, cuando un alcalde se entrevista con un ministro, los que se sientan a hablar no son dos políticos del mismo o diferente partido, sino dos representantes y servidores de todos los ciudadanos, con independencia de sus preferencias políticas. Y en las democracias, cuando un alcalde solicita entrevistarse con un ministro por medio de una educada y sencilla carta, el gabinete del ministro responde. Aunque sea para decir que muchas gracias y que toman nota, pero responden, porque esa dinámica de normalidad institucional es como cuando el lechero deja las botellas de leche para el desayuno: la sencilla y nutritiva mecánica de la democracia. Les digo esto porque el Ministro de Fomento, José Luis Abalos, no sólo ha tardado tres meses en responder la carta en la que el Alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, pedía entrevistarse con él para hablar de los proyectos que el Gobierno tiene pendientes en Almería (en algo hemos mejorado, porque con la presidenta de la Junta, Susana, Díaz tardó más de un año) sino que cuando ha tenido a bien contestarle se ha limitado a decir que le va a mandar al cuarto en su escalafón para recibirle. Y lo dice quien sí recibió personalmente a los alcaldes de Sevilla, Granada y Huelva, todos casualmente socialistas. Pero el desaire es irrelevante en comparación con la trascendencia de los proyectos que están en el aire con este nuevo gobierno (soterramiento, paso a nivel del Puche, Estación, Paseo Marítimo…) y por eso el alcalde acudirá a hablar con quien designe el ocupado ministro, porque el alcalde representa a todos los almerienses, con independencia de lo que voten. Debe ser que con el decoro institucional y las formas democráticas pasa como con la leche: hay que mamarla desde niño.